Buenos Aires.- Cuando Anna Andreolli avisó que vendría a Argentina de vacaciones, sus amigos y familiares le advirtieron que cuidara bien sus euros y que por ningún motivo acudiera a una casa de cambio.
“Yo pensé que exageraban, pero cuando llegué a Buenos Aires me di cuenta de que en las casas de cambio me pagaban muy poco, así que he estado cambiando mi dinero con amigos”, explica esta joven italiana de 23 años que escapó del invierno europeo para disfrutar el caluroso verano austral.
Al igual que Andreolli, todos los turistas reciben la misma instrucción de buscar alternativas para “no perder plata”, lo que ha provocado que las casas de cambio oficiales que hay en Buenos Aires luzcan vacías, sin las filas que se armaban antes de que el gobierno reforzara el control de la compra y venta de divisas.
El problema para las casas de cambio es que no pueden competir con un mercado paralelo e ilegal, que opera en oficinas escondidas, y que compra dólares a 13.20 pesos, muy lejos del precio oficial de 8.50 establecido por el gobierno.
Los datos son contundentes, ya que, según informes de la Cámara Argentina de Casas y Agencias de Cambio, durante el tercer trimestre de 2011, cuando todavía no regían los controles, el volumen de operaciones ascendió a mil 568 millones de dólares.
En el tercer trimestre del año pasado, por el contrario, las casas de cambio sólo realizaron operaciones por 92 millones de dólares, lo que evidencia la fuga de clientes que se refugian en el mercado negro.
Una alta inflación, conflictos con el pago de la deuda, controles confusos, el añejo temor a crisis económicas y la cercanía de las elecciones presidenciales de 2015, forman una mezcla explosiva que lleva a miles de argentinos a refugiarse en el dólar, pese a las restricciones de compra.
Bastó que Fernández de Kirchner tratara de regular el mercado cambiario a fines de 2011 para que ocurriera justamente lo contrario, ya que desde entonces el dólar oficial aumentó su precio de 4.2 a 8.70, en una lenta devaluación presionada por el fortalecimiento del dólar ilegal, que se disparó de 4.8 a 13.60 pesos.
El gobierno reitera sus críticas al mercado informal comparándolo incluso con la ilegalidad de la venta de drogas, aunque son las propias autoridades las que establecen múltiples precios para la divisa.
En Argentina existe el “dólar ahorro”, que se puede comprar previa autorización de las autoridades fiscales; el “dólar turista”, que se autoriza con límites de montos para viajes al exterior; y el “dólar tarjeta”, que impone una tasa del 35 por ciento a los gastos pagados con tarjeta de crédito en otros países.
También está la opción del “dólar bolsa” que permite comprar dólares vía compra de bonos en el Mercado de Valores, pero en todos los casos implica precios superiores al valor oficial.