Cinco años transcurrieron para que se volviera a organizar la Cumbre de Líderes de América del Norte, el encuentro trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá que se interrumpió durante el gobierno de Donald Trump.
Para la novena edición, los tres pilares de las conversaciones en Washington D.C. son la pandemia de covid-19, la integración económica y el desarrollo de Centroamérica.
Aunque el ambiente para las reuniones ha sido calificado como positivo, el canciller Marcelo Ebrard admitió que en las conversaciones “podrán surgir temas en los que puede haber desacuerdos”.
Esos posibles desacuerdos están enmarcados en lo energético, con la presión sobre Joe Biden y Justin Trudeau para que expongan sus preocupaciones al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre la reforma eléctrica que envió al Congreso para priorizar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre las empresas privadas.
Este miércoles en una carta, siete congresistas demócratas le pidieron al presidente Biden que presione al presidente mexicano y exprese sus preocupaciones por las reformas en materia energética que está impulsando, pues, de lo contrario, continuará incumpliendo los compromisos de México bajo el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá T-MEC.
En entrevista para MILENIO Televisión, el director del Instituto México del Wilson Center, Andrew Rudman, consideró que aunque el tema energético no está en la lista de temas, “es inevitable que van a hablar del asunto de energías renovables”.
Consideró que lo pueden discutir “sin necesariamente entrar en el área más conflictiva, que es la propuesta de la reforma energética en México que la administración Biden está tratando de evitar”.
(milenio.com)