
Cuando llevaba unas semanas de regreso a la Casa Blanca, a bordo de Air Force One, en ruta al Súper Tazón 59 en Nueva Orleans, el presidente Donald Trump detalló su visión para el futuro de la Franja de Gaza, sin palestinos, a fin de transformar lo que describió como un “sitio de demolición” en la “Riviera” del Medio Oriente.
“Piénsenlo como un gran sitio inmobiliario, y los Estados Unidos lo van a poseer y poco a poco, muy lentamente, no tenemos prisa, lo desarrollaremos. Vamos a traer estabilidad a Medio Oriente pronto”, dijo al grupo de reporteros asignados a cubrir su participación en el mayor evento deportivo de Estados Unidos.
“Creo que es un gran error permitir que la gente, los palestinos o la gente que vive en Gaza, regrese una vez más, y no queremos que Hamás regrese”, precisó el primer presidente con experiencia en desarrollos inmobiliarios a nivel global.
Fue la segunda ocasión que Trump planteó la propuesta para Gaza como una “Riviera”. Primero lo había hecho el 5 de febrero junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Casa Blanca, donde habló de reubicar a los palestinos en naciones amigas para dar paso a un vasto proyecto inmobiliario de alta gama.
“Deberíamos ir a otros países de interés con corazones humanitarios —y hay muchos que quieren hacer esto— y construir varios dominios que finalmente serán ocupados por los 1.8 millones de palestinos que viven en Gaza, poniendo fin a la muerte y la destrucción y, francamente, a la mala suerte”.
Trump dejó en claro que Estados Unidos “se hará cargo” de la Franja de Gaza.
“La poseeremos y seremos responsables de desmantelar todas las bombas sin detonar y otras armas peligrosas en el lugar, nivelar el terreno y retirar los edificios destruidos… crear un desarrollo económico que genere un número ilimitado de empleos y viviendas para la gente de la zona. Hacer un trabajo de verdad. Hacer algo distinto”, dijo.
Proyecto GREAT
El tópico inmobiliario o el desplazamiento de los palestinos no reaparecieron en su plan de paz de 20 puntos, cuya primera fase fue cumplida por Hamás con la devolución de rehenes.
Pero la idea se materializó en un detallado documento de 38 páginas de extensión titulado el Fideicomiso GREAT (Grandioso en español): El Fondo para la Aceleración y Transformación Económica de la Reconstrucción de Gaza (GREAT, por su siglas en inglés).
Se trata de un enorme plan para la gobernanza y reconstrucción centrado en la inversión, desarrollado por una red de emprendedores tecnológicos israelíes y que circuló entre funcionarios de la administración Trump.
El plan combina diseño urbano futurista, desarrollo económico y reforma política para insertar al enclave en una nueva arquitectura regional, vinculada al corredor económico IMEC, una iniciativa de conectividad y comercio entre tres regiones: India, Oriente Medio y Europa.
El IMEC se presentó el 9 de septiembre de 2023 en la cumbre del G20 en Nueva Delhi, con la firma de un memorando de entendimiento entre India, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, la Unión Europea, Estados Unidos y países europeos. La idea es crear un corredor multimodal (marítimo, terrestre, ferroviario, digital) que facilite el flujo de bienes, datos y energía.
El plan GREAT se vincula al llamado “Marco Abrahámico”, una serie de tratados de normalización diplomática entre Israel y varios países árabes, mediadas por Donald Trump y el gobierno de Estados Unidos en 2020.
El nombre “Abraham” hace referencia al patriarca común de las religiones judía, cristiana e islámica: un símbolo de que estas naciones pueden compartir herencia, diálogo, y, eventualmente, la paz.
El plan de transformación
El plan propone que Estados Unidos lidere una custodia multilateral para supervisar la transición de Gaza hacia una nueva forma de autogobierno palestino.
En su fase inicial, el control podría pasar de Israel a Estados Unidos, una vez que Hamás quede desarmado, para luego evolucionar hacia una administración compartida entre varios países.
La propuesta estima entre 70 mil y 100 mil millones de dólares de inversión pública, que a su vez activarán otros 35 mil a 65 mil millones en capital privado.
Los fondos cubrirán 10 megaproyectos de infraestructura, desarrollo económico, reubicación voluntaria de población, asistencia humanitaria y seguridad de alto nivel.
A diferencia de los planes de ayuda tradicionales, este esquema no depende de donaciones, sino de mecanismos financieros y retornos de inversión.
El modelo financiero se apoya en un fideicomiso de tierras y la “tokenización” de activos; una estrategia que permitiría reinvertir las ganancias por encima del rendimiento previsto en un Fondo de Riqueza para Gaza.
DATO
¿Qué es la “tokenización” de activos?
Es el proceso de transformar un activo físico, financiero o intelectual del mundo real en una representación digital llamada ‘token’ en una cadena de bloques (blockchain), lo que garantiza que las transacciones sean seguras, transparentes e inmutables.
En diez años, el GREAT Trust aspira a crear un millón de empleos —un cuarto directos y el resto indirectos— y multiplicar por once el PIB anual de Gaza, que en 2022 rondaba los 2.7 mil millones de dólares.
El plan incluye 13 mil camas hospitalarias nuevas, vivienda permanente para toda la población, y más del 85 por ciento de los niños escolarizados. Según sus cálculos, el valor total del territorio podría superar los 300 mil millones de dólares, partiendo desde cero.
También promete beneficios estratégicos para Washington, desde la consolidación del IMEC hasta un acceso privilegiado a minerales raros del Golfo valorados en más de 1.3 billones de dólares.
¿Limpieza étnica?
La propuesta del desplazamiento de los gazatíes como parte de la transformación de la Franja de Gaza ha sido blanco del fuego cruzado de países como Jordania y Egipto, así como de otros críticos que consideran al plan como equivalente a una limpieza étnica y violatorio del derecho internacional si se pretende un desplazamiento forzado sin soberanía palestina real.
“Sugerir que Egipto y Jordania, por ejemplo, acogerán a casi dos millones de palestinos, ignora que ninguno de los dos países participará, ni siquiera podría, voluntariamente en tal plan. Ninguno de los dos países está interesado en ser retratado como cómplice de la limpieza étnica”, sostiene H.A Hellyer del liberal Centro para el Progreso Americano (CAP, por sus siglas en inglés).
Hellyer sostiene que Jordania teme que el desplazamiento de los palestinos de Gaza sería el preludio de una mayor expulsión de palestinos de Cisjordania y que Egipto ha expresado su preocupación de que Israel utilice un pretexto para atacar territorio egipcio si los palestinos atacan a Israel desde allí.
En el campo demócrata, el senador Chris Van Hollen coincidió que el desplazamiento de palestinos es una limpieza étnica.
“La política estadunidense consistirá en desplazar por la fuerza a 2 millones de palestinos de la Franja de Gaza. Eso es una limpieza étnica con otro nombre. (Trump) dijo que Estados Unidos se adueñará entonces de la Franja de Gaza, que la desarrollaremos y que otros países se harían cargo de estos palestinos”, expresó.
Ante la resistencia de varios países árabes, Donald Trump anunció poco después del plan original que solo “recomendaría”, pero no impondría, su idea para reubicar a la población palestina.
El 12 de marzo, el ex presidente matizó su postura al afirmar que “nadie está expulsando a los palestinos” del enclave.
Finalmente, durante su visita oficial a Qatar el 15 de mayo, Trump reiteró su intención de que Washington tome el control de la Franja de Gaza y la transforme en lo que denominó una “zona de libertad”.
(milenio.com)






