Cuando un atleta fallece de manera súbita, el impacto inmediato es enorme, sobre todo si sale en los medios de comunicación masiva como el televisor. Sin embargo, al día siguiente muchos miles de personas, regresan a practicar un deporte sin control médico alguno, con la plena convicción “de que no pasa nada”.
Los objetivos de hoy, en esta columna, van dirigidos a informar a Ustedes de los beneficios que el ejercicio produce en el aparato circulatorio, así como de la absoluta necesidad de haber pasado una evaluación médica previa a iniciar un entrenamiento físico para identificar a las personas que están en la frontera que divide a quienes tienen un corazón bien entrenado y a quienes están en riesgo de morir por una enfermedad cardíaca.
Esta es “La tenue frontera” que solamente un médico con buena preparación podrá identificar para evitar, en lo posible, la muerte de quien hace ejercicio.
Los beneficios de la actividad física han sido ampliamente estudiados y ya se sabe que a todo el cuerpo le cae muy bien un ejercicio moderado, frecuente y sostenido, sobre todo de tipo aeróbico, en el que la persona hace movimientos musculares repetidos que consumen azúcar de su sangre y oxígeno como la caminata, natación, bicicleta, correr y varios deportes de competencia como futbol, basquetbol (que ha sido mi pasión deportiva) y otros.
Este tipo de actividad permite aprovechar mejor los alimentos, mejora el perfil metabólico de los diabéticos, a quienes padecen angina de pecho y pacientes post operados les disminuye los ataques de dolor y les mejora la calidad de vida. Las personas enfermas de la presión arterial, se controlan con mayor facilidad cuando hacen ejercicio, además de que los ayuda a bajar de peso y mejorar la mala función de sus vasos sanguíneos, que la mayoría padece pues la hipertensión y la angina de pecho provocan disfunción del endotelio.
Uso poco, muy poco, los términos médicos, pero considero éste imprescindible para que Usted, amable lector, entienda muy bien el tema y por ello le explico que el endotelio, es una capa de células que tapiza todo el interior del aparato circulatorio pues se encuentra en el corazón y en todos los vasos sanguíneos como venas y arterias y produce varios miles de sustancias como hormonas y otros productos que permiten mantener licuada la sangre, además de que cuando hay una herida, permite la coagulación para que la persona no se desangre.
Así pues, el endotelio es vital y su función está entorpecida (tiene disfunción) en varias enfermedades y el ejercicio mejora la disfunción.
Los beneficios indiscutibles de la actividad física hacen que muchas personas pasen muchas horas dedicados al ejercicio y pueden desarrollar incluso lo que llamamos un corazón de atleta, que se caracteriza por un corazón con paredes más gruesas que lo habitual, con un ritmo lento que es debido a que la frecuencia del latido cardíaco es menor a lo normal, que es 60 por minuto como mínimo y que llamamos bradicardia.
Pero hay varios tipos de enfermos que tienen lesiones en el corazón y que deben hacer menos ejercicio del habitual pues se encuentran en grave riesgo de muerte.
El primer consejo que hoy les brindo es que toda persona que va a hacer ejercicio debe pasar por una revisión médica y en mi experiencia sólo 4 de cada 10 personas la realiza. Varias de las enfermedades que pueden detectarse con este tipo de revisiones son mortales.
Un familiar cercano con 20 años de edad tuvo muerte súbita dentro del gimnasio al que acudía, ya que se pasó de la tenue frontera, pues desoyendo mis consejos levantaba pesas en lugar de hacer ejercicio aeróbico, ya que padecía una lesión de nacimiento llamada miocardiopatía hipertrófica, que consiste en un corazón con paredes extremadamente gruesas (hiper es mucho y trófica es crecimiento) y que es una lesión hereditaria, ya que su mamá la padecía y de manera lamentable, recientemente también ya falleció.
Si bien otras enfermedades congénitas, algunas de tipo eléctrico y otras por lesiones de las coronarias o las válvulas cardíacas son causa de muerte en estadios y gimnasios, otras enfermedades adquiridas como la embolia pulmonar también ocurren. Sin embargo, la más frecuente de las enfermedades que causa muerte súbita no es congénita, es adquirida, por el desarrollo de lesiones obstructivas en las coronarias, la llamada ateroesclerosis, que provoca una deficiencia circulatoria en el corazón que lleva al paciente a la angina de pecho y al infarto del miocardio, temas que abordaremos en las próximas columnas.
Mi segundo consejo es que no sobrepase el 85% de la frecuencia cardíaca que es adecuada para su organismo. La frecuencia cardíaca máxima a que puede llegar su corazón sin riesgos mayores puede ser determinada con una regla muy simple. Reste su edad al número 210 que es una constante que usamos en Cardiología y obtendrá el 100% de latidos que no lo ponen en riesgo.
Por ejemplo, una persona de 60 años, no debería de sobrepasar 150 latidos por minuto (210 menos 60 años de edad nos da esta cifra) que corresponde al 100% y por ello es mejor que haga ejercicio para mantener unos 138 latidos por minuto que corresponde al 85%, que es lo que le conviene y si lo hace por unos 12 minutos, tendrá una excelente actividad física, de unos 10 mets (met es una unidad metabólica que usamos para saber el consumo de oxígeno de la persona) y que le será de mucho provecho y sin riesgo alguno para su salud. Saque Usted, su propia frecuencia cardiaca segura, con esta sencilla regla.
Les agradezco que me hayan leído hoy y los invito una vez más a enviar preguntas y comentarios, así como a sugerir temas de su interés para que sean tratados en “La corazonada”.
Correo: ricardo.jauregui03@gmail.com