En México existe una paradoja muy difícil de entender, pues las estadísticas oficiales muestran que somos un país con un gran número de niños desnutridos por una parte, pero también de niños y adultos que padecen de obesidad.
Ser obeso es un grave problema de salud, que se relaciona con unas 20 enfermedades que se agravan por estar gordo, además de otras que se relacionan directamente con la obesidad, así que el corazón gordo es una deprimente realidad.
Salvo en los pacientes obesos por una enfermedad glandular, la obesidad se debe a que las personas comemos más de lo que necesitamos y gastamos menos de lo que deberíamos, al realizar menos actividad física en nuestra vida cotidiana.
Todo empieza desde que somos niños, pues ha habido cambios muy importantes en el tipo de alimentos que consumimos, en las cantidades que comemos y en nuestros hábitos de actividad física cotidiana. Miles de niños ya no saben andar en bicicleta ni pueden jugar cascarita de futbol diariamente, como lo hacíamos hace muchos años, aunque no quisiera sonar como viejito, pero en México no había comidas rápidas plenas de grasas saturadas que los humanos no podemos digerir fácilmente y es terrible que en un país con más de 2500 kilómetros de costas, el consumo de pescado es menor que en algunos países que ni siquiera tienen acceso al mar.
Por fortuna se han iniciado campañas en las escuelas para mejorar el desayuno de millones de niños en edad escolar, pero sigue siendo patético que miles lleven en su mochila papas fritas y un refresco de cola como desayuno. Resulta terrible ver las porciones que se sirven en muchos restaurantes y que se puedan comprar hamburguesas con cuatro carnes acompañadas de un refresco de un litro, que además puedes rellenar.
Este conjunto de circunstancias y otras muchas que no menciono, afectan gravemente al aparato circulatorio y a otros sistemas del cuerpo. Por lo tanto, el corazón gordo es una realidad que tiene consecuencias terribles para las personas y que los debe hacer pensar, a ustedes amables lectores, que éste es uno de los principales motivos para que las enfermedades cardiovasculares sean la primera causa de muerte en México.
En cuanto una persona empieza a engordar, se le altera la circulación de la sangre, que se hace más lenta y provoca varias reacciones en el endotelio, esa fina capa de células que tapizan por dentro todo el aparato circulatorio, tanto venas como arterias y al propio corazón.
Para cuando llegamos a tener un corazón gordo, ya ha ocurrido una mala función del endotelio que altera muchas funciones del cuerpo. El endotelio produce varios miles de sustancias que mantienen la sangre licuada y controlan la coagulación cuando hay una herida, además de que controlan la proliferación celular, que se refiere al desarrollo de nuevas células en la pared de los vasos, además de regular el tono vascular, es decir, controlan que tan abiertos o cerrados deben estar los vasos sanguíneos para llevar sangre a todo el cuerpo.
Por ejemplo, si se te cierran mucho los vasos coronarios, te podrá dar angina de pecho, ese dolor incapacitante que se presenta con el esfuerzo físico y que te puede llevar a un infarto. La mala función endotelial se acompaña de colesterol y triglicéridos altos en la sangre, que es un problema grave, provocado o exacerbado por la obesidad.
La disfunción endotelial provoca hipertensión arterial, pues los vasos sanguíneos permanecen semi cerrados, peor aún si eres un fumador, pues el tabaco también provoca mala función del endotelio. La obesidad se acompaña de un mal control del azúcar, pues los gordos no pueden aprovechar bien la insulina que producen en su páncreas, ya que en sus tejidos hay resistencia a la insulina y esto tiene graves repercusiones.
En este momento, le sugiero que vea sus manos y observe si se le han oscurecido los nudillos y luego vaya a un espejo y vea si su cuello parece sucio. A la mejor no se lo lavó bien hoy, pero si su piel del dorso de las manos, los codos y su cuello está oscura y medio rasposa, muy probablemente usted padece la enfermedad de los cuellos sucios, que no es otra cosa más que una lesión derivada de la resistencia a la insulina (lesión llamada acantosis nigricans) y que señala a quienes lo padecen como diabéticos en el futuro.
El corazón gordo puede expresarse desde su juventud con este tipo de manifestaciones. Lo he visto en niños menores a los 12 años. Patético.
El 65% de las personas que llegan a terapia intensiva por un infarto del miocardio, está en sobrepeso o tienen obesidad, lo cual es una cuestión del porcentaje de peso excesivo que la persona tiene. Como pueden ver, esta situación es grave y desgraciadamente es una constante que las personas padezcan varios problemas al mismo tiempo, pues son obesos, sedentarios y fumadores una enorme cantidad de pacientes cardíacos.
Por lo tanto, les insisto en tratar de no reunir estos factores pues esto los llevará al mal manejo de su grasa, de su azúcar, de su tensión arterial y su coagulación, todo lo cual los califica como certeros candidatos a un infarto.
Eviten esta posibilidad con medidas básicas muy sencillas, caminata de 20 a 30 minutos diariamente u otro tipo de actividad física indicada por su médico de cabecera, no fume y trate de conservar un peso adecuado a su edad, estatura y género, con lo cual evitará llegar a una terapia intensiva.
Correo: ricardo.jauregui03@gmail.com