Como a las 10 de la mañana de un lunes, se abrió la puerta de un elevador del hospital donde trabajé 32 años. Un caballero de unos 60 años salió del mismo y pregunta: -¿éste es el segundo piso?. Dado que estábamos en la entrada de la terapia intensiva en el primer piso, le indicamos que subiera un nivel más.
No alcanzó a entrar al elevador, que se cerró a sus espaldas y mientras esperaba, se llevó la mano al pecho y cayó inconsciente de manera estrepitosa, delante del grupito que en ese momento nos disponíamos a pasar la visita médica. Éramos dos cardiólogos de base y tres residentes, quienes nos pusimos a brindarle auxilio.
Nos dimos cuenta de inmediato, que estaba en paro cardíaco, por lo que le hicimos maniobras básicas y avanzadas de reanimación cardiopulmonar, con lo que lo recuperamos y pocos días más tarde pudo ir a su casa. Había sufrido un infarto, pero no le tocaba morirse, evidentemente.
Pero unos 50 000 mexicanos por año, no tienen la suerte de que les ocurra un paro cardíaco afuera de una unidad coronaria, delante de cinco médicos, de los cuales dos sean cardiólogos especializados en tratar pacientes con muerte súbita.
De hecho, la mayor desgracia de la enfermedad que llamamos cardiopatía isquémica, que comprende al infarto y la angina de pecho, es precisamente, que la muerte súbita es la principal forma de presentación de esta enfermedad.
Por eso los cardiólogos insistimos en la necesidad de que las personas se sometan a un chequeo anual a partir de los 40 años y antes si son diabéticos, ya que pretendemos identificar a tiempo a quienes están en riesgo de presentar un infarto agudo del miocardio (IAM). No debe olvidar lo siguiente: el 62% de las personas que sufren un infarto, mueren en la primera hora, por lo que ni siquiera reciben el auxilio más básico.
El concepto más elemental de muerte súbita, se refiere a la pérdida de la vida en una persona que carecía de síntomas premonitorios y de quien no se esperaba que muriera en las 24 horas siguientes. La principal causa de la muerte súbita, es una lesión en el aparato circulatorio puesto que el 95% de quienes fallecen de esta manera tienen una enfermedad en el corazón o en los grandes vasos que salen del mismo, pero que no se había expresado.
Así, vemos que una enfermedad de las válvulas cardíacas como la estenosis aórtica que es una estrechez muy severa de la válvula de salida del corazón izquierdo, puede tener como primera manifestación a la muerte súbita. También puede presentarse esta situación en pacientes que sufren de presión arterial alta, ya que un mal control de la hipertensión puede llevar al paciente a una disección aórtica o una hemorragia en el cerebro.
Existe la hipertensión pulmonar que también se manifiesta frecuentemente con la muerte de los pacientes. La disección de la aorta, la mayor arteria del cuerpo, ocurre por una separación de las capas que forman a este vaso sanguíneo, lo que produce un terrible dolor en pecho, abdomen y espalda.
Existen enfermedades del músculo cardíaco que pueden provocar muerte súbita, que ocurren tanto por lesiones de nacimiento como otras que se adquieren con los años, de las que nos ocuparemos en otra ocasión. Por ahora, sólo les quiero destacar que son una causa muy frecuente de muerte súbita en menores de 40 años, como hemos observado en deportistas profesionales.
En el caso del IAM, la causa de que en la primera hora fallezca el 62% de los pacientes es por un problema eléctrico. Les recuerdo que el corazón funciona mediante electricidad, que el propio corazón genera mediante intercambio iónico, ya que el potasio, el calcio y el sodio tienen carga eléctrica y son iones que permiten la formación y transmisión del impulso eléctrico en el corazón.
Con el desarrollo de un infarto, se pierde de manera inmediata el control de los iones mencionados y en consecuencia el corazón entra en una arritmia mortal, conocida como fibrilación ventricular, que es la principal forma de muerte súbita.
Así pues, la muerte en la primera hora de un infarto del miocardio, es una muerte eléctrica. Por eso el aspecto del corazón de un paciente de este tipo, cuando se le practica la autopsia, es completamente normal, ya que a veces ni tiempo le da al corazón para desarrollar evidencias de que ha sufrido un infarto.
Existe un grupo de pacientes que por un gran infarto, así como por enfermedades que llevan a quienes las padecen, tienen un alto riesgo de presentar fibrilación ventricular y su muerte puede evitarse con la aplicación de un desfibrilador implantable, que es un dispositivo parecido a un marcapaso y que puede evitar la muerte de estas personas.
Debemos concluir que la muerte súbita es una desgracia que no deberíamos ver, al menos no de manera tan frecuente. Que la cardiopatía isquémica se manifieste principalmente como muerte súbita, exhibe que no hay una adecuada prevención ni por parte de las autoridades sanitarias, ni por parte de los propios pacientes, sobre todo los que están en riesgo de sufrir un IAM.
Si usted, amable lector, tiene más de 40 años y se considera sano, busque que le hagan un chequeo médico. Si además padece de colesterol alto, es fumador, diabético o hipertenso, ha acumulado muchos factores de riesgo para sufrir un infarto.
Y no se le olvide que seis de cada diez pacientes con infarto, ni siquiera llegan a un hospital.
Hasta la próxima.