» La colágena y el corazón

Esta nota fue creada el lunes, 12 mayo, 2014 a las 5:00 hrs
Sección: La corazonada

 La colágena o el colágeno, como es la tendencia europea a llamar a esta sustancia, es la proteína humana más abundante en los tejidos, ya que se encuentra en todo el cuerpo y es como el cemento que une a las células de cada órgano.

Representa el 35% de todas nuestras proteínas, puesto que es la más abundante de nuestro cuerpo, pues basta decir que todos nuestros tendones y ligamentos son puramente colágena. Esta proteína es la principal en el tejido conectivo, lo que permite unir a los diferentes tejidos de cada órgano y a los órganos entre sí.

Es una sustancia muy interesante, producida por las células llamadas fibroblastos, que a su vez guardan varios poderes, ya que puede convertirse en diversos tipos celulares. Es la colágena una proteína fibrilar (como hilos múltiples) con una estructura de triple hélice, que se va enlazando todo el tiempo para aumentar su resistencia. De hecho la colágena es la proteína que logra que nuestros tejidos puedan tener cicatrización cuando hay una herida.

La colágena en nuestros huesos juega el papel de una matriz que al recubrirse con cristales de calcio, aumenta su fuerza y resistencia. Sin la colágena, nuestros huesos serían sumamente quebradizos a pesar de estar completamente calcificados.

Con este preámbulo, les comento que nuestro organismo y en particular nuestro corazón puede sufrir de diversas enfermedades por formar una colágena deficiente, formarla en menor cantidad en un órgano o producirla en exceso.

La enfermedad de Ehlers-Danlos se caracteriza por una colágena tipo I deficiente, lo que da una extrema elasticidad de los tejidos. Los pacientes que la padecen pueden estirar su piel a límites no imaginados, tienen una tremenda elasticidad de sus articulaciones y pueden doblarse de manera antinatural. Su corazón tiene válvulas muy elásticas que las torna deficientes.

Otras veces el problema es formar más colágena de los niveles adecuados en el corazón. El ejemplo más común es la hipertensión arterial sistémica, en la cual hay una acumulación de colágena, lo que provoca los primeros datos del daño que la enfermedad provoca, ya que al aumentar los niveles de colágena, el corazón se pone rígido y se hace duro. Esta lesión se manifiesta como falta progresiva de la capacidad de respirar correctamente, ya que al estar rígido, los pulmones no pueden vaciarse correctamente y se va produciendo un grado cada vez mayor de congestión pulmonar, que da la sensación de dificultad para respirar. Esto se debe a una dificultad en la diástole, la fase del ciclo cardíaco que se encarga de llenar las cavidades para luego expulsar la sangre. Al no llenarse de manera adecuada, se presenta la dificultad respiratoria que les menciono y a la que llamamos disnea.

El corazón tiene tendones. Son las llamadas cuerdas tendinosas, hechas totalmente de colágena, que unen las válvulas cardíacas con el músculo del corazón, lo que permite controlar la dirección adecuada del flujo sanguíneo. Cuando estas cuerdas tendinosas se hacen muy laxas, porque la colágena que las constituye está alterada en su composición, se presenta la insuficiencia de las válvulas, que tiene consecuencias tan tremendas que hay que operar al paciente y ponerle una válvula artificial. Otras veces, las cuerdas tendinosas y las valvas de las válvulas se inflaman y terminan poniéndose gruesas y rígidas, lo que también altera su función, pero ahora por estrechamiento de las vías de flujo de la sangre, como pasa con la Fiebre Reumática. Si creen que estoy hablando de enfermedades raras, déjenme decirles que la cirugía de las válvulas catdíacas, es la operación más común en todos los hospitales dedicados al corazón en nuestro país.

Esto se debe a que las válvulas cardíacas son prácticamente pura colágena, forradas de endocardio por todos lados De hecho el endocardio es también una capa de células planas, el endotelio, que son iguales en todo el aparato circulatorio, ya que forran todos nuestros vasos sanguíneos y esta capa está apoyada en colágena.

El término que define a las llamadas “enfermedades de la colágena” se refiere al Lupus Eritematoso, la Esclerodermia, la Artritis Reumatoide, la Poliarteritis Nodosa y otras más que tienen como común denominador, el provocar una terrible afectación en todos los órganos del cuerpo, sobre todo inflaman a aquéllos que tienen serosas, que son membranas que cubren las cavidades del cuerpo como el peritoneo en el abdomen, las pleuras en los pulmones y el pericardio en el corazón. Este conjunto de enfermedades de la colágena se caracteriza por tener un mismo origen, ya que todas son autoinmunes, es decir, que nuestras células defensoras reaccionan contra los tejidos de nuestro propio organismo ya que los detectan como ajenos sin serlo realmente y atacan al tejido conectivo, formado principalmente por colágena.

En la esclerodermia se acumula tanta colágena que produce estrechamientos de las válvulas cardíacas, sobre todo las de salida del corazón izquierdo con lo que provoca una estenosis aórtica.

Hay otras enfermedades cardíacas que son debidas a la deficiente producción de una colágena compacta, como ocurre con el síndrome de Marfán, al que ya me había referido alguna vez en La Corazonada. Esta enfermedad se debe a que las paredes de los vasos sanguíneos se reblandecen pues forman una colágena tipo I deficiente, lo que debilita las válvulas cardíacas y la pared de la aorta, originando  lo que se llama un aneurisma aórtico, que es una severa dilatación de la pared que lleva al paciente a la muerte de manera prematura, ya que es una lesión de nacimiento y hereditaria.

En la insuficiencia cardíaca hay una cantidad muy alta de colágena en el corazón. Puesto que el infarto del miocardio es la principal causa de la insuficiencia cardíaca, era de esperar que al cicatrizar el infarto dejara más colágena en el miocardio, pues ese es el mecanismo de reparación. Pero va mucho más allá, puesto  que conforme avanzan los meses, los pacientes que han caído en insuficiencia cardíaca, van sustituyendo al miocardio con colágena, aún en sitios lejanos al sitio de la lesión original.

Es importante destacar que a pesar de lo importante que es la colágena en nuestro cuerpo, no existe ninguna evidencia científica que demuestre que tomar colágena hidrolizada a manera de cucharadas de polvo disueltas en agua, ni cápsulas que contienen esta maravillosa proteína, puedan favorecer alguna función del corazón. Tengan esto en cuenta cuando escuchen publicidad respecto a la colágena, pues es publicidad engañosa.

Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com

Hasta la próxima.





           



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