Muchos médicos extranjeros, procedentes de países de primer mundo, visitaron nuestro país en los últimos 20 años, para aprender de los cardiólogos mexicanos los diferentes tratamientos que existen para pacientes que sufren de fiebre reumática, pues en sus países ven muy pocos casos de esta enfermedad que aquí es sumamente frecuente.
La pobreza en México es un grave problema social y de salud, pues tenemos la tasa más alta de todos los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (la OCDE) y conste que son miembros de esta organización países pobres como Turquía, República Checa, Eslovenia, Eslovaquia y otros igual de pobres en América Latina como Chile.
Tuve el honor de representar a México en la OCDE, en su sede en París, en una reunión científica sobre enfermedad cardíaca en el año 2005 y me resultó muy obvio que los países miembros de esta asociación, estaban muy lejos de nosotros en los recursos dedicados a la salud pues su capacidad económica es muy superior a la nuestra.
Más de 50 millones de mexicanos en la pobreza, entre ellos 13 millones en marginación extrema, son un foco rojo de alarma para muchos problemas, de hecho la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) considera que somos el país con mayor índice de desigualdad en la región, si bien ahora el nuevo gobierno destaca un nuevo seguro de vida para jefas de familia y confía en que la cruzada nacional contra el hambre, que ha emprendido la semana pasada, produzca un cambio favorable en los más necesitados.
Asimismo, bajó la edad de 70 a 65 años para que las personas reciban el apoyo que el programa de la Sedesol les otorga. Yo no tengo la menor idea de cómo resolver esta situación, pero es evidente la inutilidad de los 273 programas federales y los 2391 programas estatales contra la pobreza que ya existen.
La pobreza influye sobre las enfermedades del corazón de varias maneras. Analizaré para ustedes en la columna de hoy dos situaciones de este tipo: las cardiopatías congénitas y la fiebre reumática.
Unos 18 000 niños nacen cada año en México con una cardiopatía congénita y el 44.2 de sus familias se encuentran en pobreza. Esto influirá directamente en su oportunidad de atención y en su mortalidad. En los niños muy pequeños las cardiopatías son la segunda causa de muerte y por lo menos la mitad de estos niños mueren antes de recibir un tratamiento cardiológico adecuado.
Desgraciadamente, aunque sean atendidos, los niños de familias en pobreza tienen un peor pronóstico cuando son operados: la mortalidad global es del 2% en hospitales públicos de nuestro país, considerando todo tipo de cirugías para enfermedades congénitas del corazón, pero cuando son operados los niños de familias en pobreza, alcanzan una mortalidad del 16%, según un informe publicado el año pasado.
De esta manera, por razones múltiples que tienen que ver con su capacidad de respuesta ante la cirugía, a los pobres les va peor que a niños más afortunados en su situación económica. Entre estas razones múltiples, está su estado general de nutrición y peso adecuado, su capacidad inmunológica pues tienen mejores defensas ante una infección y su capacidad de cicatrización que hace que las heridas cierren mejor y no se infecten.
El segundo aspecto que quiero comentarles, es que la fiebre reumática está indisolublemente ligada a la miseria.
Si bien la causa es el contacto con el microbio llamado estreptococo beta en una persona que tenga una susceptibilidad especial para desarrollar la enfermedad, el contacto con este microbio lo hemos tenido todos en este país pero no hemos desarrollado la enfermedad porque no tenemos esa susceptibilidad especial, que está compuesta de varios factores: nuestro nivel de nutrición, los genes que hemos recibido de nuestros padres y los hábitos de higiene.
La gente pobre no siempre come y cuando lo hace no siempre se nutre, lo cual es una verdadera desgracia social para nuestro país. En esto participan factores culturales, de escolaridad, costumbres familiares y locales, así como la oportunidad de acceso a los alimentos. La mayor natalidad entre las familias pobres también influye, pues las comidas se reparten entre más personas y las porciones que cada niño recibe son menores.
La herencia no es definitiva en la fiebre reumática pero hay incidencia familiar por lo que observamos varios casos en una misma familia. Por ello, en las instituciones públicas existe la norma de analizar a los familiares directos de pacientes con fiebre reumática, sobre todo a los hijos, pues con frecuencia en la familia hay más de un caso, que ni siquiera sabía que estaba afectado por el padecimiento.
La fiebre reumática es un grave problema de salud en México, por lo que nuestro país tiene una situación paradójica, pues los mexicanos nos enfermamos de angina de pecho y de infarto (que son la primera causa de muerte entre los adultos) que son enfermedades que algunas personas consideran “de ricos”, pero también tenemos muchos pacientes con las válvulas del corazón muy enfermas como secuela de esta enfermedad que vemos en gente muy pobre.
De hecho, en el Seguro Social se operan más pacientes con válvulas enfermas que con cualesquier otro tipo de cardiopatía y si bien hay otras causas de enfermedad valvular, con mucho la principal sigue siendo la fiebre reumática.
Por eso, empecé esta columna mencionando que hay muchos médicos de países más ricos que nos visitan, ya que México se parece a la India, Pakistán, Tailandia, etc., en su alto índice de enfermos del corazón por fiebre reumática y estos médicos provienen de países que casi no tienen este problema, así que vienen a aprender con nosotros sobre una enfermedad que ya deberíamos haber erradicado.
Espero que ahora sí, las autoridades que nos gobiernan encuentren la manera de hacerlo.
Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com
Hasta la próxima.