Por primera vez en México, en junio del año 2000 fuimos certificados sesenta y ocho cardiólogos, como especialistas en Cardiología Intervencionista. Así pues, hace apenas 12 años que se empezó a regular esta actividad, que empezaba a mostrar problemas en su control.
Esta rama de la Cardiología se dedica a realizar tratamientos modernos para diversas enfermedades del corazón, que requerían una regulación adecuada para asegurar que fueran procedimientos seguros y éticos.
Conjuntar a la Ética y a la Medicina no es trabajo fácil, como lo demuestra la imagen de la Figura 1. El 26 de octubre de 1984, un grupo de médicos en Loma Linda, California, le pusieron el corazón de un papión de 8 meses a una bebita de 14 días de nacida con graves lesiones cardíacas.
El xenotrasplante realizado (palabra del griego que significa “aplicar un órgano extraño”) a esta niña, conocida como “Baby Fae”, falló 21 días más tarde, cuando la paciente muere por rechazo. Otros dos trasplantes de un corazón de mono, ambos fallidos, fueron realizados antes de que los xenotrasplantes fueran prohibidos en todo el mundo.
En este contexto de mantener nuestros tratamientos cardiológicos dentro de la conjunción de la Ética y la Medicina, ha sido una lucha constante. El objetivo de esta columna, es presentar a los amables lectores, los diferentes tratamientos cardiológicos que existen y que cumplen con los propósitos de ser seguros y éticos, ya que en la actualidad son sancionados por comités locales, institucionales y aún federales.
La cirugía de corazón abierto empezó en 1953 con el advenimiento de las máquinas de circulación extracorpórea. Se realizaron primero correcciones de defectos congénitos (¿recuerdan la columna ”Tener un hoyo en el corazón” en esta misma Corazonada?), a principios de los sesentas se aplicaron las válvulas cardíacas artificiales (conocidas como prótesis) y en 1967 la primera revascularización miocárdica con venas safenas (cirugía conocida popularmente como “by pass coronario”).
Poco han cambiado desde entonces los procedimientos quirúrgicos que actualmente ofrecemos a los cardiópatas, por lo que algunas técnicas han sido abandonadas.
Como ejemplos, menciono dos: ya no se hace el implante de células autólogas (células de la sangre del propio paciente que se le inyectaban al corazón) y se realiza cada vez menos el implante de células madre, pues en corazón no han dado resultados seguros y confiables, además de que ya no se usa el corazón artificial, aunque se siguen buscando mejores modelos sin haberlo logrado hasta el momento.
Lo mismo pasó con la cirugía a corazón cerrado para la válvula mitral, que no se ha hecho desde hace 20 años, cuando la Cardiología Intervencionista desarrolló el procedimiento para abrir la válvula mitral con un balón.
Los “by pass coronarios disminuyeron a menos de la mitad con la llegada de la angioplastía coronaria, que consiste en abrir las arterias del corazón obstruidas por grasa, mediante catéteres que llevan un globito en la punta y que permiten aplicar un dispositivo para que las arterias no se vuelvan a cerrar, conocido como Stent, a falta de una mejor palabra en Español.
Es como un soporte interno, hecho de diversos materiales, sobre todo nitinol, acero, platino y aún oro. Este procedimiento es el evento médico-quirúrgico más frecuentemente realizado en todo el mundo, ya que se calcula que sólo en EE UU, se hacen un millón de angioplastías con stent por año.
En México este procedimiento se realizó por primera vez en 1981, apenas 4 años después que en Europa y corresponde la gloria al Centro Médico Nacional por haberlo realizado.
Estos procedimientos intervencionistas son los que más comúnmente realizamos, pero existen muchos más como la ablación de arritmias, aplicación de resincronizadores y desfibriladores, dispositivos percutáneos para defectos del corazón, marcapasos y las prótesis.
Me explico: la ablación consiste en usar energía a través de un catéter, una especie de cuchillo eléctrico, para eliminar arritmias. En México se realizan unos seis mil procedimientos de este tipo por año.
Los resincronizadores y los desfibriladores son dispositivos eléctricos que usamos en pacientes con insuficiencia cardíaca para apoyar su tratamiento con los primeros y prolongar su vida con los segundos. Ambos son equipos eléctricos muy sofisticados que aplicamos sin abrir el pecho y que tienen indicaciones muy precisas. No todos los pacientes con insuficiencia cardíaca tienen la necesidad de este tipo de dispositivos y será su médico quien les aclare si son candidatos para recibir alguno de ellos.
En pacientes con un defecto en los tabiques que separan las cavidades cardíacas, la cirugía era su única posibilidad, pero ahora hay dispositivos que son aplicados sólo con una punción de dos milímetros, por lo que se les considera percutáneos. Esta palabra significa “a través de la piel” pues usamos un catéter para su aplicación y dejan al paciente curado.
Son también procedimientos hechos a través de cateterismo, la angioplastía y el procedimiento más nuevo que estamos haciendo: aplicar válvulas del corazón por vía percutánea. Esto es tan nuevo, que la aplicación de una prótesis aórtica se hizo por primera vez en México, en mayo de este año, después de 6 años de que se realizara en países de primer mundo.
En la Figura 2 mostramos una de estas válvulas, que ya desplegada mide dos centímetros y que se aplica con el catéter que está en la parte inferior, introducido a través de la arteria femoral (en la pierna).
Espero que esta reseña de los tratamientos cardiológicos actuales les sea útil y los invito a preguntar, comentar o sugerir nuevos temas de su interés.
Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com
Hasta la próxima.