» Te platico sobre medicinas para controlar la presión

Esta nota fue creada el lunes, 20 agosto, 2012 a las 23:34 hrs
Sección: La corazonada

La Medicina como profesión es una ciencia incompleta y un arte, por lo que para tomar una decisión terapéutica, los médicos debemos considerar muchas variables.

El efecto que un medicamento tiene en cada paciente, dependerá de la edad de la persona, de su género, sus hábitos alimenticios, la hora en que se toma la medicina y de su estado de salud en general, entre otras variables que analizaremos más adelante.

La respuesta de un paciente también depende de la idiosincracia, esa forma particular de responder a una medicina y que juega un papel crucial. He tenido pacientes que han desarrollado un efecto indeseable de un medicamento que solamente se presenta en uno de cada 10 000 personas.

Por ejemplo, se han descrito casos de lesión definitiva de la médula de los huesos, donde se producen las células de la sangre por usar una tableta de metamizol o dipirona, un analgésico que está presente en decenas de marcas comerciales y de las cuales, se consumen miles de tabletas al día y la complicación mencionada rara vez se presenta, pues depende de la idiosincracia de aquella desafortunada persona.

En la selección del mejor medicamento para controlar la presión de una persona, las variables mencionadas juegan un papel fundamental, de tal manera que los médicos podemos elegir entre siete familias diferentes de medicamentos, que tienen varias clases en cada familia y de los que además, hay varios nombres comerciales.

¡Así pues, a la hora de elegir, hay unos 350 nombres diferentes que el médico tiene para definir el mejor para esa persona en particular!.

El acto médico de la consulta, sigue siendo un acto de confianza mutua. El paciente espera el mejor medicamento y las mejores indicaciones y el médico espera que su paciente le obedezca, siga sus indicaciones y tome en orden su medicación. Yo siempre insisto a mis pacientes, que el sentido común y la disciplina, los podrán llevar a buen término, sobre todo en el caso de la hipertensión arterial.

Mis comentarios siguientes serán sobre los medicamentos en su nombre ético y no el comercial, para evitar que alguien tenga suspicacias de que estoy haciendo recomendaciones a favor de alguna marca comercial.

El estado de salud de la persona es una de las mayores variables para decidir el mejor medicamento para su tratamiento. Por ejemplo, un diabético se ve más beneficiado si usa dilatadores de los vasos sanguíneos (como amlodipino, nifedipino, lercanidipino, diltiazem, verapamilo y veinte más), pero si ese mismo paciente padece de angina de pecho, le caerá mejor un bloqueador de renina que es una hormona que sale del riñón a quien debe su nombre, como el telmisartán, el losartán o el enalapril, asociado a un bloqueador de adrenalina como bisoprolol, metoprolol o atenolol.

Las dosis dependerán de la severidad de la hipertensión, de posibles complicaciones, así como del peso y la estatura de una persona.

Los diuréticos merecen un comentario aparte, pues desde los años 90, está bien definido su papel protector de varios órganos, sobre todo corazón y cerebro.

Debido a esto, en la actualidad, no nada más son muy útiles como tratamiento de inicio, sino que en mayores de 45 años, deben estar siempre presentes en el manejo. Sabemos ahora que no se requiere un efecto diurético severo, ya que más que sacar grandes cantidades de orina, su beneficio viene de su capacidad para que el paciente elimine sal, por ello se le conoce como natriurético más que sólo diurético. Les explico: diurético viene del griego y quiere decir “a través de la orina” pues se eliminan grandes cantidades de agua y algunos electrolitos, sobre todo potasio y magnesio más que sodio, en tanto que natriurético viene del griego “natrium” que quiere decir sodio y uresis que significa orina.

Así pues un natriurético como la clortalidona, la hidroclorotiazida y la indapamida, saca sodio de la sangre (debido al sodio, que es sal común, es que la sangre es salada) lo que mejora la hipertensión, disminuye el grosor de un corazón muy trabajado por la presión alta y relaja los vasos sanguíneos, pues una característica grave de la hipertensión es que los vasos sanguíneos y el propio corazón se vuelven muy rígidos, ya que pierden su elasticidad natural.

Esto es uno de los factores más importantes para que los hipertensos se compliquen con hemorragias cerebrales y con infartos del miocardio.

Sólo un médico con conocimientos adecuados, actualizados y experiencia suficiente podrá elegir entre los cientos de medicamentos existentes, el mejor para Usted. Pero también, no puedo dejar de señalar el enorme compromiso que tiene el paciente, que debe colaborar para su tratamiento, pues es inadmisible que espere que todo lo haga el médico a través de sus medicamentos y no coopere abandonando el tabaquismo, bebiendo poco, haciendo ejercicio supervisado y comiendo mejor para que su alimentación sea sana y balanceada.

Ya no escuche a la comadre, al vecino o a su familiar que le comentan que el mejor medicamento es “fulanito de tal”, que salvó su vida y la de decenas de personas que estaban graves y ahora están perfectas. Eso no existe. Hay que abandonar las consejas personales y las recomendaciones de gente bien intencionada pero que no tiene la capacidad adecuada para recomendar medicinas.

Eso se hacía hace 2000 años en la Mesopotamia, cuando una persona enferma se sentaba al centro de una plaza y esperaba que quienes pasaban junto a ella, le hicieran recomendaciones de lo que habían vivido en sí mismos o en sus familiares.

¿Me quiere preguntar sobre su tratamiento anti hipertensivo?. Use el espacio para comentarios y preguntas.

Mail: ricardo.jauregui03@gmail.com

Hasta la próxima.





           



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