Marthita tenía tres meses de edad cuando me la llevaron a revisión para una segunda opinión, pues ya tenía programada una cirugía de corazón en una institución pública, debido a que presentaba un soplo cardíaco.
Veintidós años más tarde, ya convertida en una bella estudiante, la sigo controlando en forma periódica y nunca tuvo que operarse.
Ofelia tuvo un infarto del miocardio a los 54 años, después de haber fumado por más de 30 y de estar llevando un tratamiento poco estricto para su diabetes mellitus. Yo era su médico tratante durante el infarto y aunque estaba satisfecho con su buena evolución, siempre me mantenía en alerta pues el corazón es traicionero y el de las mujeres más. Conste que estoy hablando de cosas médicas.
Efectivamente, a los cuatro días de su estancia hospitalaria, Ofelia manifestó mucho dolor en el pecho y en menos de veinte minutos, cayó en estado de choque.
Se veía pálida, sudaba frío y de manera abundante y tenía las puntas de los dedos y los labios amoratados. Al revisarla le encontré una fuerte vibración en el pecho, la cual era palpable fácilmente con la palma de mi mano y al auscultarla con el estetoscopio, comprobé que esa vibración en el pecho (llamada frémito o trill) era la representación palpable de un intenso y muy escandaloso soplo, debido a que se le había roto el corazón en la zona del infarto, lo que provocó una comunicación entre ambos ventrículos.
Diez días más tarde, después de dos cateterismos cardíacos y una cirugía de corazón abierto, su lucha terminó y no pudimos salvarla.
Ambos casos son reales y decidí empezar con ellos para poder situarlos en el objetivo principal de la columna de hoy: explicarles lo mejor posible, todo lo relacionado con un soplo en el corazón.
La sangre está en continuo movimiento; de hecho, jamás se detiene. Sin embargo, normalmente no la escuchamos, pues sus diferentes componentes se disponen en capas, llamadas también láminas, por lo que el flujo normal es conocido como laminar y no produce ruido.
Los ruidos cardíacos se producen por el cierre de las válvulas del corazón y son los únicos ruidos normales. Cuando el flujo sanguíneo se vuelve turbulento produce ruido al chocar con las paredes de los vasos sanguíneos o de las propias cavidades cardíacas, pues el flujo turbulento resulta de un incremento de la velocidad del flujo, pero en forma completamente anárquica, ya que cada lámina adquiere una velocidad diferente de acuerdo a su propio peso.
Si la velocidad es mucha pero no hay suficiente turbulencia, el soplo resultante es lo que llamamos un “soplo inocente o funcional” que se presenta hasta en la tercera parte de los niños y en un 10% de los adultos cuando la velocidad del flujo aumenta mucho, como ocurre durante el embarazo, una anemia severa o una mala función de la glándula tiroides.
En ninguno de estos casos, el paciente tiene una enfermedad cardíaca, de manera que después de una revisión por el cardiólogo y un electrocardiograma podrá ser dado de alta. En algunas ocasiones, se requerirá una radiografía del tórax y un ecocardiograma, pero será lo menos frecuente. En general, los soplos sistólicos pueden ser incluso normales, pero los diastólicos siempre significan una enfermedad cardíaca. Enseguida me explicaré.
Las causas de un soplo son múltiples. Desde el soplo inocente que acabamos de mencionar, hasta las lesiones mortales como la ruptura del tabique ventricular como le pasó a Ofelia. Cuando una válvula de salida del corazón, que son la pulmonar y la aórtica se estrecha, produce un soplo pues aumenta la velocidad del flujo, por eso se le llama “soplo expulsivo” y siempre es en la fase de contracción del corazón, es decir, es un soplo sistólico.
Por otra parte, cuando la válvula mitral o la tricúspide pierden una parte de su función básica y permite que la sangre se le regrese, decimos que es una válvula insuficiente y al soplo que produce lo llamamos holosistólico. Cuando una de estas dos válvulas se estrecha, produce un soplo en la fase de llenado del corazón, que simula el aleteo de un ave, con un tono muy grave (como los cantantes llamados “bajos”), por eso lo llamamos retumbo, que en consecuencia es un soplo diastólico.
Siempre será un soplo que significa enfermedad y generalmente una muy seria.
Consulte a su médico sobre el tipo de soplo que usted padece, pues si es del tipo retumbo, su situación requiere acciones inmediatas.
Los médicos analizamos la relación del soplo con los ruidos cardíacos, su intensidad y si tienen ruidos acompañantes y que magnifican su gravedad, como son los chasquidos, además del tercero y cuarto ruidos, cuya explicación se sale de los objetivos de esta columna.
En cuanto al tratamiento de un soplo, el cardiólogo lo elige entre tres tipos: manejo médico, tratamiento intervencionista y cirugía de corazón. La elección se hace en función de la causa del soplo y la gravedad de la lesión que lo produce.
El manejo médico se escoge para lesiones de nacimiento que no son severas, como la comunicación interventricular que padece Marthita, el primer caso que les he relatado.
Algunos pacientes requerirán anticoagulantes como los que tienen un retumbo mitral corto o diuréticos como los que padecen un soplo holosistólico mitral, en espera de su momento quirúrgico adecuado. Para los que tienen soplo expulsivo aórtico el manejo médico es básico, pues los bloqueadores de adrenalina les evitan la muerte (como ocurre con la cardiomiopatía hipertrófica) y las estatinas, que sirven para el colesterol alto, disminuyen la progresión de la estenosis aórtica.
El manejo intervencionista es básico en las lesiones de nacimiento; la comunicación entre las dos aurículas ya casi no se opera, con decirles que en los últimos 200 casos que recibimos en la institución donde laboraba, sólo se operaron 3 pacientes.
Aplicar un dispositivo para abrir la coartación de la aorta, un estrechamiento en este vaso sanguíneo que requería una gran cirugía, es ahora un procedimiento muy dominado y que tiene resultados excelentes. Aplicar un balón para abrir una válvula mitral estrecha tiene indicaciones precisas y retardará la aplicación de una prótesis por varios años, pues como siempre decimos los cardiólogos, aplicar una prótesis al corazón es cambiar una enfermedad por otra.
Sin embargo, la cirugía para las lesiones aórticas y mitrales sigue siendo la mejor manera de ofrecer calidad de vida a los pacientes y a varios de ellos, más años de vida.
Con lo comentado en la columna de hoy y en particular con los casos presentados al principio, espero haberlos sensibilizado para que nunca dejen de hacerse una revisión médica periódica. Un soplo cardíaco puede ser completamente inocente y no habrá de darte ningún problema, pero a veces un soplo es premonitorio de la muerte de quien lo padece.
Hasta la próxima.