
La operación del jueves pasado que terminó con la destitución de Alejandro Gertz Manero, le significó a Adán Augusto López unos puntos que le urgían frente a la presidenta Sheinbaum.
El tabasqueño fue muy duro con el exfiscal por órdenes de la Presidenta, pero también por un asunto personal ya que él creía que su involucramiento con La Barredora, había sido filtrado desde la propia Fiscalía.
Adán Augusto no fue nada sutil ni siquiera con sus compañeros de bancada a quienes acuarteló e impuso un cerco informativo que les prohibió informar sobre el proceso que ya se estaba gestando.
Preso de sus propias decisiones, Adán Augusto ha creado un estilo de “negociación” entre el grupo morenista, lo que le ha ganado la animadversión de por lo menos una veintena de legisladores que no tienen con quien quejarse o llevar su inconformidad.
El exsecretario de gobernación cree que el respaldo de López Obrador le alcanzará para brincar el sexenio aunque su estilo de imponer sin concesiones esté incubando en el senado el huevo de la serpiente.
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Ricardo Monreal se ganó su estrellita en la frente al lograr destrabar el complejo tema de la nueva Ley General de Aguas, que provocó, la semana pasada, el cierre de carreteras por varios días.
Aunque no se conocen cuáles son los cambios de fondo a la iniciativa presidencial, lo que sí ha quedado claro, porque lo informaron los líderes de los productores del campo, es que se garantizará el derecho a heredar o vender junto con las tierras, las concesiones para la explotación y aprovechamiento del agua, un tema altamente sensible para los hombres del campo.
Destrabado ese tema, es probable que esta misma semana la iniciativa sea discutida en el pleno y aprobada.
Pero habrá que estar muy pendientes porque sucede que una cosa es lo que se acuerda en las mesas y otra lo que se lleva a la tribuna para su discusión y aprobación.
Por lo pronto, el éxito de Monreal le habrá producido uno que otro dolor de muelas a sus malquerientes dentro del propio partido.
Y el gobierno.
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Importantes y alentadoras cifras del combate a la delincuencia en Michoacán, ofrecieron ayer los secretarios de Marina, Defensa, y de Seguridad, Omar García Harfuch.
Todo muy bien.
La pregunta es si tenía que haber muerto el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, para que el Gobierno federal se volcara al estado con un plan de rescate como el que está vigente.
¿Por qué no se hizo antes?
Si se tenían la información, los elementos militares y los recursos de fuego para hacer frente a la delincuencia organizada en el estado; si se sabe desde hace años, ¡años!, que los productores de aguacate y limón son extorsionados y los que no pagan son asesinados, ¿por qué hasta ahora se aplica un operativo de esa naturaleza?
Y aquí viene una pregunta incómoda, ¿por cuánto tiempo se aplicará el operativo? ¿Hasta acabar con la delincuencia o reducirla a su mínima expresión o hasta que el homicidio de Manzo quede en el olvido?
@adriantrejo






