
Mucho, pero mucho tendrá que trabajar el canciller Juan Ramón de la Fuente para conseguir que Claudia Sheinbaum tenga una reunión cara a cara con Donald Trump durante la Cumbre del G-7, que se realizará del 15 al 17 de este mes en Alberta, Canadá.
El encuentro es (o debe ser) una prioridad para la Presidenta, que por más decisiones que toma para satisfacer al mandatario estadounidense, éste ni es recíproco y ya demostró también que no es confiable.
México no forma parte del G-7, pero Sheinbaum fue invitada por el primer ministro de Canadá, Mark Carney, a dicha reunión.
La Presidenta aceptó quizá como una forma de apresurar un encuentro con Trump, pues éste, desde que asumió la presidencia, no la ha invitado a la Casa Blanca, como es casi una tradición entre los mandatarios de ambos países.
La historia demuestra que los presidentes de EUA reciben a sus contrapartes mexicanos en los primeros siete meses de su administración; casi se cumple el plazo y Trump, que ha tenido palabras de elogio para la Presidenta, no ha corrido esa cortesía.
Por el contrario, ayer Sheinbaum recibió el más grave señalamiento público que cualquier mandatario mexicano haya recibido, cuando la secretaria de Seguridad Interior estadounidense, Kristi Noem, acusó, desde el salón oval, de instigar las violentas manifestaciones de migrantes en Los Ángeles.
Sheinbaum dijo la semana pasada, a propósito del impuesto del 3.5% a las remesas, que “de ser necesario’’ convocaría a los migrantes nacionales a movilizarse.
Esa es una cosa y otra, la interpretación sesgada y malintencionada que el gobierno trumpista hizo a esa declaración.
La administración de Trump encontró un chivo expiatorio en Sheinbaum, mejor dicho, en una declaración que jamás fue un llamado a la insurrección.
El único que gana en este escenario es Trump: reaviva su imagen de ser el salvador de los EUA, se cuelga la bandera del nacionalismo y de paso distrae a la sociedad de los graves problemas económicos, de violencia doméstica y de empleo por el que atraviesa el país vecino.
Si de la Fuente no logra concretar una reunión bilateral, que no sea solo un saludo de mano para la foto, no está claro para cuándo se pueda dar un encuentro que a Trump no le interesa por el momento.
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El secretario de Estado de los EUA, Marco Rubio, dijo ante el Congreso de su país, el 21 de mayo pasado, que “en las próximas semanas’’ viajaría a México para estrechar relaciones.
Bueno, ha pasado casi un mes desde la declaración y al menos, oficialmente, se desconoce cuándo vendrá.
¿Lo frenaron o se arrepintió?
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La delegada de la Profeco en Oaxaca, María de Lourdes Santiago Cruz, se vio envuelta en un incidente de tránsito, el pasado domingo, en el que murieron dos mujeres de 20 años.
La funcionaria fue detenida por la policía del pueblo de Tlalixtac para ser investigada, pero oficialmente no se conoce cuál es su situación jurídica.
Santiago Cruz fue esposa de Flavio Sosa, líder de la temida APPO, que provocó la peor crisis económica en la historia de Oaxaca y que ahora despacha como secretario de Culturas del gobierno de Salomón Jara.
Por su cercanía con el poder, las familias de las víctimas temen que el asunto no se resuelva conforme a derecho.
Pudo ser un accidente, desde luego, pero la forma tan oscura de manejar la información es lo que genera sospechas y enojo.
@adriantrejo