Ayer se reanudó el chant…, perdón, el diálogo entre la Secretaría de Gobernación y el dueño del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, mediante el cual se negocia el retiro del campamento que los ex electricistas mantienen en el Zócalo de la Ciudad.
No se sabe qué cartas tiene en la mesa el secretario Francisco Blake Mora para ofrecer, porque las que tuvo el gobierno ya se agotaron –una liquidación superior a la establecida en el contrato colectivo de trabajo y asesoría y financiamiento para la constitución de microempresas-.
La petición de Esparza para levantar el campamento –que se ha convertido en un verdadero tianguis-, es que el gobierno federal ordene la creación de una empresa sustituta de Luz y Fuerza o que en su defecto la Comisión Federal de Electricidad (CFE) actúe como “patrón sustituto”.
Es decir, que asuma las obligaciones contractuales que la desaparecida Luz y Fuerza tenía con el SME, a lo cual se ha negado sistemáticamente el gobierno federal, comenzado por el secretario de Trabajo Javier Lozano Alarcón.
Esparza tiene el control de los millonarios bienes sindicales y por ello la gente lo sigue, a la espera de que alguna vez cumpla lo prometido y reparta entre todos los agremiados del SME la parte que le corresponde de ese auténtico tesoro.
Pero pocos, incluidos quienes lo patrocinaron los primeros meses, creen que Esparza pueda lograr la creación de una empresa “sustituta”.
La pregunta del día ayer en todos los corrillos políticos fue “¿ya te llegó la invitación para la toma de protesta de Eruviel? ¿No?”.
Y es que el evento anunciado para el próximo día 15 en Toluca despierta interés entre los políticos de todos los partidos que ven con morbo no la toma de protesta del nuevo gobernador del estado de México sino la despedida de Enrique Peña Nieto, quien ya decidió que no le robará los reflectores a su sucesor.
Es decir, Peña no hará declaraciones, por lo menos oficiales, y dejará que los medios se ocupen de Eruviel Ávila; de él se seguirá hablando, y mucho, en los próximos meses aún y cuando ya no sea gobernador.
El presidente del PRD, Jesús Zambrano, decidió caminar sobre el filo de una navaja al denunciar que el PRI presuntamente está candidateando a puestos de elección popular en Michoacán a personajes ligados con el narco.
Zambrano decidió olvidar el asunto del medio hermano incómodo de Leonel Godoy, Julio César Godoy, acusado de tener nexos con el líder del cartel “La Familia” y quien gozó de la protección del PRD hasta hacerlo diputado.
Hoy, Godoy Toscano sigue prófugo pero sus “travesuras” tendrán un efecto profundamente negativo en las votaciones por el PRD. Ya lo verá.
Fernando Larrazabal seguirá siendo presidente municipal por sus pistolas, a pesar de la recomendación del PAN para que solicitara licencia. Lo que no se sabe es si seguirá siendo operador de Ernesto Cordero, al cual le urge sacudírselo públicamente.