Literalmente, al secretario de Hacienda y precandidato presidencial, Ernesto Cordero, se le están brincando las trancas.
Primero fue el llamado operador del PAN, Jorge Manzanera quien abandonó el delfinario para sumarse a las fuerzas vivas que postulan a Josefina Vázquez Mota y ayer, en el multitudinario mitin que tuvo la diputada en Jalisco, la sorpresa fue la presencia en el presídium de Ricardo Sheffield, presidente municipal de León, Guanajuato, uno los bastiones corderistas.
Apenas el domingo anterior Cordero recibió calorcito del gobernador Juan Manuel Oliva, que movilizó a un ejército de panistas que “espontánea y convencidamente’’ fueron a apoyar las aspiraciones de Cordero.
Sheffield corre el riesgo de tener como enemigo a Oliva, que tiene su fama intolerante con los infieles –y no necesariamente ateos-, por lo que su participación en la reunión se leyó como un reto a la autoridad del gobernador.
Pero no es el único caso.
El domingo pasado, el presidente municipal de Puebla, la capital del estado, Eduardo Rivera Pérez, acudió al Teatro Metropolitan para refrendar su apoyo a la diputada a pesar de que el gobernador arcoíris –fue tricolor, secretario de Finanzas de Mario Marín y ganó la gubernatura por una alianza azul-negro-amarilla-, Rafael Moreno Valle, es otro calderonista irredento –ajá.-
Lo cierto es que algo está pasando entre los seguidores insignia de Cordero; o de plano no le ven posibilidades o ya les dijeron que lo de Cordero es, en realidad, un borrego.
¿Cómo la ve?
Y mientras Vázquez Mota sigue su recorrido en una apuesta por sumar a cuadros distinguidos a su campaña, Santiago Creel Miranda sigue manteniendo su apuesta por el trabajo entre las bases del panismo.
Tal trabajo sin duda le ha permitido mantenerse en la lucha por la candidatura panista, a pesar de que no ha contado con los apoyos que otros precandidatos han tenido, unos de manera velada y otros abiertamente.
Que se conozca, ningún gobernador le ha organizado eventos o acarreado simpatizantes y pese a ello, Creel sigue punteando las encuestas en un mano a mano con Vázquez Mota. Y eso tiene su mérito.
En San Lázaro se está poniendo interesante la disputa por la presidencia de la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política (Jucopo), el máximo órgano de decisión de los diputados.
Sucede que el PRD reclama los dos puestos para su bancada pero ni el PRI quiere soltar la Mesa Directiva ni el PAN la Jucopo.
En el caso del PRI hay un pleito bastante singular. Ya dijeron que no soltarán la Mesa Directiva, pero al interior de la bancada la discusión se centra en quién debe ocupar el puesto que tiene José Carlos Ramírez Marín.
Los apuntados son Sebastián Lerdo de Tejada y Beatriz Paredes Rangel; la mayoría de los diputados se oponen a que cualquiera de ellos sea el presidente de la Cámara porque, dicen, Paredes se dedicará desde ese puesto a construir su candidatura a la jefatura de gobierno del DF.
Y ya tuvo su chance.