Más allá de la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que exoneró al gobernador Enrique Peña Nieto de cualquier sanción por la difusión de mensajes a nivel nacional de su V Informe de Gobierno, el debate se centrará en la credibilidad del propio Tribunal.
Y no es un asunto menor, desde ninguna perspectiva.
Sucede que la presidenta del TEPJF, María del Carmen Alanís fue descubierta en una reunión con integrantes del PRI, que muchos interpretaron como enviados de Peña, y pese a ello no se excusó de participar en la discusión de la sanción que le fijó el Instituto Federal Electoral (IFE) a Peña por supuestamente haber transgredido la ley.
Alanís fue la ponente del caso y propuso sancionar a las televisoras y estaciones de radio que transmitieron los mensajes del gobernador a nivel nacional, pero exculpó a Peña.
Ya el PAN cuestionó no solo el fallo sino la imparcialidad del TEPJF; no es la primera vez que lo hace y no será a última.
Mal augurio para los procesos electorales que siguen, incluyendo el presidencial.
Si de por sí la imagen del IFE ha sufrido un deterioro sistemático producto de decisiones controversiales, como el hecho de haber generado un “cochinito’’ de más de 300 millones de pesos que hasta ahora no ha sido devuelto a la Tesorería de la Federación y por la supuesta parcialidad de algunos consejeros, ¿cómo pues los partidos políticos podrán esperar que los ciudadanos confíen en las instituciones encargadas de la justicia electoral?
El fallo a favor de Peña generará controversias, sin duda, pero el eje del debate será si con este Tribunal se puede garantizar justicia electoral en el 2012.
Y no hay nada más costoso y dañino que la sospecha.
Hasta sus detractores han reconocido que el secretario de Trabajo Javier Lozano Alarcón se aplicó en el caso del estallido de la mina en Sabinas, Coahuila.
El funcionario no se ha despegado del sitio de la tragedia y ha dado la cara a los familiares de las víctimas, cada vez más desesperadas por recuperar los cuerpos de sus seres queridos.
Hasta el momento han sido recuperados 5 de 14 cuerpos; no ha habido falsas expectativas, los familiares conocen de voz de Lozano que no ha esperanza de encontrarlos vivos.
Sin duda, una buena actuación del funcionario, que contrasta notablemente con lo ocurrido en Pasta de Conchos, en el 2006.
Redsiete.com organizó un debate entre Manuel Espino y Federico Arreola, en el que el tema inicial fue la elección del 2006.
Cuando Espino dijo que le constaba que el PRD había traído venezolanos para engordar el plantón poselectoral ordenado por Andrés Manuel López Obrador, Arreola sufrió un arranque de histrionismo, de esos que le caracterizan, y exigió una disculpa del expanista o se retiraba del encuentro.
No hubo disculpa y Arreola se fue, ofendido, del encuentro.
¿Pues qué no lo conocían?