» Un sexenio de horror en Guerrero

Esta nota fue creada el domingo, 9 enero, 2011 a las 11:25 hrs

¿Cuál es la diferencia que existe entre Zeferino Torreblanca y Félix Salgado Macedonio? La única es que el todavía gobernador de Guerrero no ha filmado su película.

Por lo demás, ambas administraciones, Torreblanca en la estatal y Salgado en la municipal, en Acapulco, fueron desastrosas.

Torreblanca, el primer gobernador no priísta en la entidad, fue alcalde de Acapulco, ciudad en la que hizo un discreto papel pero que le fue suficiente para que el PAN y el PRD lo propusieran como candidato a la gubernatura, que finalmente ganó.

Después se deshizo de sus compromisos con ambos partidos lo que le generó una especie de aislamiento político que con el paso de los años se convirtió en autismo político.

Torreblanca es un gobernador autista, encerrado en su mundo y ahora encerrado en su oficina, más preocupado por terminar su errática gestión que por resolver los graves problemas que heredará.

Sin lugar a dudas, las administraciones de Torreblanca y Salgado Macedonio –también el flamante candidato del PRI, Manuel Añorve, tiene parte de responsabilidad, han sido una especie de maldición para los guerrerenses.

No solo lo progresaron sino que vieron cómo ciudades otrora emblemáticas como Acapulco, Taxco e incluso Ixtapa Zihuatanejo, se convirtieron en escenario de masacres como la del fin de semana y territorio gobernado por el crimen organizado.

Así como Salgado Macedonio abdicó de su responsabilidad de gobernar los últimos meses de su trienio, para lo cual fingió una larga convalecencia producto de una cirugía, Torreblanca igualmente ha decidido encerrarse en su oficina para no ver ni escuchar los gritos de una población aterrorizada e indefensa.

La buena noticia es que el falta poco para seguir desgobernando Guerrero.

Entre el 18 y 20 de este mes el priísmo del estado de México se reunirá en Toluca para definir el método de selección de su candidato y los términos de la convocatoria, que tendrá que ser aprobada por la dirigencia nacional del partido.

Y aunque existen varios métodos de selección, es un hecho que el candidato será resultado de la “unidad partidista’’ pues ninguno de los contendientes que no resulten beneficiados se quedará sin premio de consolación.

Además, la perspectiva de figurar en el equipo del eventual candidato presidencial constituye un aliciente difícil de menospreciar.

Ya se verá.

La dirección de Pemex se encuentra en consultas con petroleras de todo el mundo a fin de encontrar y contratar el mejor equipo de supervisión y vigilancia para los ductos nacionales.

No es un asunto menor, ya se vio hace unas semanas con la explosión que hubo en San Martín Texmelucan, pero sobre todo considerando que la ordeña de los ductos ha ido creciendo exponencialmente en los años recientes debido a la falta de vigilancia.

Las propuestas van desde aviones no tripulados hasta sofisticados mecanismos robotizados para evitar el robo de combustibles.

Políticamente correcto se vio el nuevo presidente del PRI, Humberto Moreira, al reconocer públicamente la aportación de Emilio Gamboa a la unidad del partido. Bien.





           



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