Berlín.- La continua llegada de inmigrantes a Alemania afecta a estados y municipios, que se han visto sobrepasados tanto económicamente como a la hora de buscar un alojamiento para los más necesitados, tema que es abordado hoy en una cumbre en Stuttgart.
El ministro presidente (gobernador) del estado sureño de Baden-Württemberg, Winfried Kretschmann, convocó a la cumbre en la ciudad de Stuttgart para intentar poner solución a esta problemática.
“La situación es tirante y la presión en todas las administraciones, tanto locales como federales, que se ocupan del tema de refugiados es enorme y no irá a menos. Eso nadie lo puede cuestionar”, dijo un portavoz del ministerio en declaraciones al diario económico Handelsblatt.
En el encuentro participan alrededor de 70 representantes del ámbito de la política, de la administración municipal, de la economía, del consejo de refugiados, de la iglesia y de las organizaciones caritativas que atienden a los inmigrantes.
Hay mucho que discutir porque a cada paso, las instituciones se encuentran con nuevos problemas. En primer lugar, los 16 estados federados alemanes tienen que hacer frente al aumento del costo de la vivienda y de la atención a los refugiados.
Los gastos de los solicitantes de asilo este año se han más que duplicado de los dos mil 200 millones de euros a los actuales cinco mil millones de euros, como reveló un reciente sondeo.
“Lo mejor sería que el gobierno federal se hiciera cargo de una cuota por cada refugiado, así se aliviaría de inmediato la carga económica para las administraciones locales”, dijo el ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, el socialdemócrata Ralf Jäger en declaraciones al diario “Rheinische Post”.
El Consejo de Ministros de Alemania decidirá en agosto sobre un paquete adicional de 500 millones de euros para los refugiados. Con el dinero se pretende apoyar el presupuesto de las regiones que ahora se encuentran sobrepasadas por la gran afluencia.
Sobre la posibilidad de aprobar nuevas medidas, se ocupará en otoño un grupo de trabajo integrado por personal del gobierno federal y de los estados que podría situar el importe global de apoyo económico por encima de los mil millones de euros.
Desde hace meses, las autoridades alemanas piensan fórmulas que sirvan para paliar las necesidades más urgentes que afectan a los refugiados que residen en el país.
El primer ministro del estado de Hesse, Volker Bouffier, sugirió que en vez de dar ayudas a los migrantes, se debería intentar reducir el atractivo de Alemania como destino para quienes llegan al país centroeuropeo en busca de un futuro mejor.
Otros políticos, sin embargo, ven en la inmigración oportunidades para el mercado laboral nacional. “Podríamos utilizar la inmigración para las ocupaciones en las que escasea mano de obra, como es el caso de cuidadores”, dijo el primer ministro de Baden-Württemberg al diario Frankfurter Allgemeine.
En el primer semestre de este año, la Oficina Federal de Migración y Refugiados recibió un total de 180 mil solicitudes de asilo, según informó recientemente.
Esta cifra supone el doble de peticiones que las recibidas durante el mismo período de 2014, de ahí que muchos estados pidan ayuda para afrontar los retos que trae aparejada la llegada masiva de inmigrantes.
La pobreza y la desesperanza en su país natal, animan a muchos inmigrantes a escapar a países europeos. Entre ellos, destaca la continua llegada de ciudadanos procedentes de los Balcanes como kosovares o albaneses, cuyas peticiones de asilo apenas tienen posibilidad de ser aprobadas en Alemania.
En muchos estados, como es el caso de Hamburgo, escasean los albergues para acomodar a los refugiados, razón por la que la ciudad está planeando crear nuevas instalaciones para alojar a unas tres mil personas.
En los últimos meses, en Alemania se produjo una ola de ataques incendiarios contra los alojamientos pensados para acoger a inmigrantes.
Uno de los últimos se registró en Brandeburgo y la policía todavía no consiguió determinar quiénes fueron los autores del incendio ni los motivos que lo llevaron a cometerlo, aunque no se descarta un motivo xenófobo.
El incremento de este tipo de ataques preocupa a la clase política del país. Desde el Ministerio del Interior aseguran que observan estos actos con “gran atención y con diligencia”.
Según datos del gobierno federal, los actos vandálicos contra los alojamientos de refugiados se incrementaron en el primer trimestre del año.
En los seis primeros meses del año se produjeron 202 ataques de residencias que acogen a inmigrantes, entre ellos 22 actos de violencia.
Un total de 173 ataques fueron perpetrados por personas de extrema derecha y 26 delitos no han podido ser todavía esclarecidos.