El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reunirá el viernes a líderes de países de todo el continente americano en Washington para discutir sobre el fortalecimiento de las cadenas de suministro y abordar cuestiones migratorias.
En la víspera de la primera Cumbre de Líderes de la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica, el portavoz del Consejo Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo a reporteros el jueves que el evento de dos días será una “oportunidad única en una generación” para cambiar de las cadenas de suministro globales a las del hemisferio occidental.
Según Kirby, la cumbre abordará también el “desafío migratorio compartido” y la creación de “oportunidades económicas significativas” entre los países de la región.
La reunión se anunció el año pasado durante la Cumbre de las Américas celebrada en Los Ángeles. La atención puesta en el comercio coincide con el aumento de la competitividad entre Estados Unidos y China, las dos mayores economías del mundo. Biden ha ofrecido incentivos gubernamentales para construir infraestructura en su país y para que las empresas levanten nuevas fábricas. Pero luego de que la pandemia alterase la producción y el transporte marítimo globales, ha habido también esfuerzos para diversificar el comercio y reducir la dependencia de las manufacturas chinas.
En 2022, Estados Unidos exportó bienes y servicios por valor de 1,2 billones de dólares a otros países del hemisferio occidental, de acuerdo con el Representante Comercial estadounidense. Además, importó 1,2 billones de dólares en bienes y servicios de esos países, aunque la mayor parte del comercio fue con Canadá y México.
En cambio, el año pasado Estados Unidos importó de China bienes y servicios por valor de 562.900 millones de dólares.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, esbozó el jueves los objetivos del gobierno de Biden en un discurso en el Banco Interamericano de Desarrollo. Washington quiere diversificar las cadenas de suministro con “socios y aliados de confianza”, una estrategia que, según indicó, tiene “enormes beneficios potenciales para impulsar el crecimiento en América Latina y el Caribe”.
Yellen, quien suele mencionar habitualmente su estrategia para mejorar la resistencia de la cadena de suministro trabajando principalmente con naciones amigas frente a rivales geopolíticos como China — lo que denomina como “friendshoring” —, presentó su visión acerca de las nuevas inversiones estadounidenses en Sudamérica durante su comparecencia.
El Banco Interamericano de Desarrollo, que es el mayor prestamista multilateral de América Latina, respaldaría nuevos proyectos a través de subvenciones, préstamos y nuevos programas. Estados Unidos es el principal accionista de la institución financiera, con el 30% de los derechos de voto.
Cada vez más, los responsables políticos estadounidenses expresan su preocupación por la influencia de China en el banco. Aunque la superpotencia asiática tiene menos del 0,1% de los derechos de voto, tiene grandes intereses económicos en algunos de sus 48 estados miembro.
(milenio.com)