» Corrupción, gangrena del pueblo: Papa Francisco

Esta nota fue creada el sábado, 11 julio, 2015 a las 21:56 hrs
Sección: El mundo

Asunción.- “La corrupción es la polilla, la gangrena de un pueblo”, advirtió hoy el Papa Francisco en un intenso discurso ante representantes de la sociedad civil paraguaya, en el Estadio León Condou de esta ciudad.

“Ningún político puede cumplir su rol si está chantajeado por actitudes de corrupción, si le dicen ‘dame esto o sino yo te voy a hacer esto’. Eso se da en todos los pueblos del mundo, si un pueblo quiere mantener si dignidad lo tiene que desterrar”, aseveró.

Esa fue una de las varias frases que el pontífice improvisó durante su discurso, que fue interrumpido casi sistemáticamente por aplausos de los presentes a cada denuncia, señalamiento o comentario filoso del líder católico.

Entre otras cosas instó a no ceder a un “modelo económico idolátrico” que “necesita sacrificar vidas humanas en el altar del dinero y de la rentabilidad”.

Sostuvo que un pueblo que no mantiene viva sus preocupaciones y un pueblo que vive en la inercia de la aceptación pasiva, es un pueblo muerto, pero estableció que en los grupos ahí presentes veía “la savia de una vida que corre y que quiere germinar”.

“Eso siempre Dios lo bendice. Dios siempre está a favor de todo lo que ayude a levantar, mejorar, la vida de sus hijos”, ponderó.

En su discurso, Jorge Mario Bergoglio fue respondiendo a cinco preguntas que le lanzaron antes un joven católico, un indígena, una mujer campesina, una mujer empresaria y un político.

Al muchacho le señaló que la verdadera felicidad pasa por la lucha de un mundo más fraterno y que la felicidad y el placer no son sinónimos además que la felicidad exige compromiso y entrega, cualidades valiosas para no andar por la vida “como anestesiados”.

“Pienso que lo primero que se debe hacer es evitar que esa fuerza se apague en sus corazones y contrarrestar la creciente mentalidad que considera inútil y absurdo aspirar a cosas que valgan la pena. A jugársela por algo, a jugársela por alguien. No tengan miedo de dejar todo en la cancha. No tengan miedo de entregar lo mejor de sí”, indicó.

Más adelante propuso el diálogo “como medio para forjar un proyecto de nación que incluya a todos” y se base en el amor a la patria, que debe ser primero y estar por encima de los negocios propios.

Precisó que el diálogo exige mantener clara la propia identidad y apostar por una cultura del encuentro que reconozca la diversidad como necesaria, porque “la uniformidad nos anula, nos hace autómatas”, mientras “la riqueza de la vida está en la diversidad”.

Alertó ante el “diálogo teatro”, en el cual se “representan” unas conversaciones y se “juega” a hablar, pero que en realidad incluye considera sólo a dos y “el otro quedó borrado”.

“El diálogo es sobre la mesa, claro, si no decís lo que realmente pensás y no te comprometés el diálogo no sirve, es una pinturita. Dialogar no es negociar, negociar es procurar ‘su propia tajada’. Si vas con esa intención no pierdas tiempo”, insistió.

Reconoció la necesidad del crecimiento económico y la creación de la riqueza para los países, pero reclamó que éste llegue a todos los ciudadanos, sin que nadie quede excluido; porque esta riqueza debe estar siempre en función del bien común y no de unos pocos.

“Les pido que no cedan a un modelo económico idolátrico que necesita sacrificar vidas humanas en el altar del dinero y de la rentabilidad. En la economía, en la empresa, en la política lo primero es la persona y el hábitat en donde vive”, solicitó.

Llamó a todos a acoger el “clamor de los pobres”, para construir una sociedad más inclusiva. Urgió a promover realmente a los pobres, porque si a ellos se les mira ideológicamente se les termina por usar “al servicio de otros intereses políticos o personales”.

“Las ideologías, terminan mal, no sirven, tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo. Fíjense en el siglo pasado, en qué terminaron las ideologías: en dictaduras, siempre. Piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo”, ponderó.

Antes de terminar y nuevamente improvisando, el Papa contó que al ingreso al estadio una persona se le acercó y le pidió abogar por “alguien que está secuestrado por el ejército”. Aunque no dio nombres, todos empezaron a pedirle mencionarlo.

“Yo no digo si es verdad, si no es verdad, si es justo o no, pero uno de los métodos que tenían las ideologías dictatoriales del siglo pasado era apartar a la gente, con el exilio, la prisión o como el caso en el campo de exterminio nazis o estalinistas, los apartaban con la muerte”, evocó.

Acto seguido aseguró que para que exista una democracia verdadera deben existir “juicios claros y juicios nítidos”, y no “otro tipo de estratagemas”, porque la justicia le hace bien a todos.

Su referencia fue identificada por todos con el policía Edelio Moriñiga, quien está secuestrado desde hace un año por el Ejército Paraguayo del Pueblo (EPP), un grupo guerrillero que opera en la zona de San Pedro.

Antes de despedirse y quizás pensando que sus palabras podían ser utilizados contra el gobierno, aclaró que lo peor que le podría pasar a cada uno de los presentes es pensar: “¡qué bien lo que le dijo el Papa a fulano, a sultano, a aquel otro!”.

“Si alguno de ustedes acepta pensar así, porque el pensamiento viene como me pasa a mí, hay que rechazarlo y decir: eso el Papa me lo dijo a mí. No le tengan miedo al conflicto, amen a su patria, a los más pobres, y crean que otro modelo de desarrollo es posible”, sentenció.





           



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