Berlín.– La cumbre de dos días que reúne en Baviera a los líderes del Grupo de los Siete (G-7) se puso en marcha este domingo entre grandes medidas de seguridad.
Más de 20 mil policías están desplegados en la zona de los Alpes Bávaros en la que desde este mediodía los mandatarios de Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, Japón, Gran Bretaña y Alemania abordan los grandes desafíos mundiales.
Las manifestaciones pacíficas celebradas en los últimos días en Munich y Garmisch-Partenkirchen, una localidad cercana al Palacio de Elmau en el que tiene lugar la cumbre, cobraron una mayor intensidad coincidiendo con la llegada de los gobernantes a Baviera.
Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes se saldaron con varias detenciones y heridos.
El perímetro de seguridad impide cualquier acercamiento de los manifestantes al hotel donde se celebran los encuentros, de forma que ni el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ni la canciller federal alemana Angela Merkel, ni el resto de líderes escuchaban las reivindicaciones de unas 200 personas que protestaron desde la estación de tren de Garmisch en dirección a Elmau.
Este sábado, los agentes de seguridad utilizaron spray de pimienta y gases lacrimógenos contra los manifestantes que protestaban en la localidad turística de Garmisch-Partenkirchen para hacer visibles sus reivindicaciones a los políticos más influyentes del mundo.
Unos dos mil manifestantes marcharon a su vez desde un campamento situado a las afueras de la ciudad hasta la estación de tren de la localidad.
Según la policía, las protestas discurrieron en un ambiente pacífico, aunque entre los asistentes se colaron algunas personas violentas procedentes de Gran Bretaña, Italia, Austria y Alemania.
El costo del cónclave del G-7, estimado en unos 130 millones de euros, fue uno de los argumentos más utilizados por los manifestantes para mostrar su oposición a las políticas desplegadas por ese gremio.
Asimismo, se mostraron muy críticos con las posturas de los políticos sobre el cambio climático o la gestión de la economía a nivel mundial.
La cumbre del G-7 concluye este lunes, momento en el que la pequeña localidad de Garmisch-Partenkirchen volverá a recuperar la normalidad y dejará de ser un foco mediático y policial para volver a recuperar su esencia bucólica e idílica, tan característica de los Alpes.