La justicia portuguesa abrió 10 investigaciones sobre posibles agresiones sexuales en la Iglesia a raíz de testimonios de presuntas víctimas recogidos por una comisión independiente, informó el ministerio público.
Los 17 testimonios entregados al ministerio público por esta comisión condujeron a “la apertura de 10 investigaciones” de las cuales “tres fueron archivadas” porque los hechos están “prescritos”, o bien, por “falta de elementos de prueba”, explicó a la AFP un portavoz del ministerio público, sin precisar fechas de apertura de las investigaciones.
La comisión independiente, que inició sus trabajos en enero, está encargada de investigar las agresiones sexuales en la Iglesia portuguesa y ya recogió 352 testimonios de presuntas víctimas, según un último balance a principios de julio.
En realidad, “el número de víctimas es mayor”, porque los testimonios a menudo hacen referencia a varias víctimas, precisó el jueves por la noche el psiquiatra infantil Pedro Stretch, que dirige esta comisión.
Don Manuel Clemente, el más alto prelado de la Iglesia portuguesa, declaró en abril pasado que la Iglesia estaba dispuesta a “reconocer los errores del pasado” y a “pedir perdón” a las víctimas de violencias sexuales.
No obstante, el cardenal patriarca de Lisboa refutó estas últimas acusaciones alegando “numerosos errores” en el “relato de este doloroso caso denunciado en 1999” y recordó que el párroco fue expulsado de su iglesia.
“Lamento todo el sufrimiento que esta situación pueda causar a esta víctima en particular, pero también a todas las demás”, subrayó, pidiendo que nadie tenga “miedo de denunciar” estas situaciones de violencia sexual.
El patriarcado de Lisboa reafirmó el miércoles su “total disponibilidad” para cooperar con las autoridades tras las revelaciones en los medios de comunicación de un nuevo caso en el que la Iglesia habría optado por mantener en funciones a un sacerdote sospechoso de abusos sexuales.
Los trabajos de la comisión portuguesa, que deben concluir a finales de año, darán lugar a un informe que se remitirá a continuación a la Conferencia Episcopal portuguesa.
(milenio.com)