Río de Janeiro.- El empeoramiento de la crisis hídrica que vive el sureste de Brasil provocó que las autoridades contemplen la aplicación de un “drástico” racionamiento de agua cinco días a la semana en la capital económica del país, Sao Paulo.
El director de la empresa estatal que distribuye y gestiona las reservas de agua, la Sabesp, Paulo Massato, señaló que estudia aplicar un racionamiento de agua cinco días a la semana en la ciudad de Sao Paulo.
Indicó que la falta de precipitaciones y la caída continua de las reservas en los embalses provoca un desafío en el abastecimiento de agua y en la generación de electricidad, que en Brasil procede en más de un 70 por ciento de las presas hidroeléctricas.
Massato admitió el racionamiento de agua tiene como objetivo evitar que el embalse de Cantareira, que abastece a más de seis millones de personas en el estado de Sao Paulo y se encuentra al 5.0 por ciento de su capacidad, siga perdiendo reservas.
“Si fuera necesario, para no llegar a niveles cero en el embalse, podemos correr ese riesgo y aplicar un racionamiento drástico”, dijo Massato, quien aseguró que sus técnicos trabajan “a contrarreloj para hacer frente a la crisis” provocada por la mayor sequía en casi un siglo.
Los expertos aseguran que, al actual nivel de caída en las reservas hídricas, los embalses que abastecen a la ciudad de Sao Paulo y la periferia podrían llegar a niveles próximos a cero en 130 días.
Ello pese a que ya se aplica un racionamiento a través de una reducción de la presión del agua que se alterna en las diversas regiones de la ciudad de Sao Paulo y cercanías, con algunos barrios que no tienen agua durante 17 horas consecutivas a diario.
La crisis por la escasez de precipitaciones, que se produce en plena canícula en el sudeste de Brasil, es uno de los temas centrales de la actual agenda pública, mientras la población –que crítica la falta de planeamiento a largo plazo- percibe con gran preocupación el impacto para la economía.