» Advierte Cicese sobre avance de desertificación en México

Esta nota fue creada el lunes, 20 julio, 2015 a las 9:36 hrs
Sección: La Provincia

Ensenada.- Investigadores del Cicese señalaron que Baja California es el estado con mayor proporción de población que vive en zonas con desertificación extrema, según un estudio que presentó la Comisión Nacional Forestal (Conafor) hace un año.

La especialista del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), Tereza Cavazos Pérez, señaló que este dato aportado por la Conafor es contundente y que a Baja California le siguen Sonora y el Distrito Federal.

Cavazos Pérez, especialista en temas de cambio climático y climatología regional, comentó que por definición, la desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que suelo fértil y productivo pierde su potencial de producción por diferentes causas.

Por un lado tiene que ver con la cantidad de precipitación que cae en una región y por otro lado, con el uso que se le da al suelo, abundó Cuauhtémoc Turrent Thompson, quien se ha especializado también en climatología.

Por ejemplo, agrega Cavazos Pérez, la explotación extensiva de zonas agrícolas por el aumento de la población lleva a que el suelo se agote. Otro factor es la deforestación, pues una vez que hay poca vegetación, el suelo se erosiona muy fácilmente.

El viento, el escurrimiento de las lluvias y a veces la sequía intervienen como factores (al haber poca agua puede ocurrir la pérdida de vegetación). Es una retroalimentación de diferentes procesos.

El ser humano juega un papel importante en los procesos de desertificación, pero existen desiertos y zonas áridas naturales que se encuentran en los trópicos y subtrópicos, continuó Cavazos Pérez.

“Nosotros en Baja California estamos en el subtrópico, y somos una zona entre árida y semiárida, donde llueve menos que el promedio nacional”, agregó.

Pero estas zonas se pueden expandir debido al sobre uso de la tierra, como por ejemplo con la sobreexplotación por ganadería, puntualizó.

Cuauhtémoc Turrent complementa: el clima cambia por muchas cosas, es un sistema muy complejo.

Enmarcando el tema con el calentamiento que se ha observado en el orbe, hasta hace relativamente poco tiempo todavía estaba la duda de si ese incremento de temperatura se originaba por causas naturales o si es un efecto de actividades generadas por el hombre.

En los últimos años resalta el consenso de que se trata de un efecto antropogénico, pero en el cambio de uso de suelo no hay ninguna duda, señala, el investigador.

“Si vemos imágenes de satélite de cómo ha ido cambiando la extensión de los bosques a lo largo de los últimos 15 años, no hay duda que es por efecto de la actividad humana”, puntualizó.

Factores de riesgo naturales como los incendios, combinados con procesos de deforestación, falta de agua, la transformación de ciertas áreas en más desarrollos urbanos y sobreexplotación de suelos agrícolas, generarán un cambio drástico a nivel planetario.

A nivel nacional, la Red Mexicana contra la Desertificación informó este año que la pérdida de fertilidad limita la productividad en 18 por ciento de la superficie del país, la erosión hídrica afecta 12 por ciento de la superficie y la erosión eólica, nueve por ciento.

Ese 18 por ciento es importante, advirtió Cavazos Pérez, considerando que 65 por ciento de la superficie nacional es semiárida, es decir, frágil.

Y abundó: Baja California es el estado más frágil del país porque es el más árido. Tenemos pocos bosques, no hay ríos y la falta de precipitación nos ha llevado a una sequía en los últimos años.

Turrent Thompson explicó gráficamente lo que ha pasado con las lluvias en la entidad.

Dijo que generalmente se presentan en invierno, debido al efecto de las tormentas que ocurren en el Pacífico norte y que se desplazan a California y a Baja California en esa época del año.

Sin embargo se ha generado un centro de alta presión muy grande, de varios miles de kilómetros de diámetro, sobre el margen occidental de América del Norte, específicamente en Estados Unidos y Canadá.

“Nos ha bloqueado en los últimos tres inviernos la mayoría de estas tormentas de origen polar, provocando así tres inviernos consecutivos en los que se ha tenido muy poca precipitación en nuestra región”, comentó.

Aunado a esto, los tres eventos de baja precipitación al parecer están asociados a otras causas naturales.

El invierno de 2012 está asociado a “la Niña”, fenómeno caracterizado por una temperatura superficial del mar más fría que lo normal en esta zona y, por lo tanto, con poca precipitación.

Los dos siguientes, en 2013 y 2014, ocurrieron cuando el fenómeno de “el Niño” estaba queriéndose formar, es decir, en “años neutrales”.

Ahora para 2015 está pronosticado que tendremos un evento “el Niño”, en el que la temperatura superficial del mar es anómalamente más cálida frente a las costas, lo cual se asocia aquí a precipitaciones por arriba del promedio.

Volviendo a la fragilidad de Baja California, ¿estamos ante una situación potencialmente catastrófica?

Sí, señala Turrent Thompson, porque la pérdida de extensión de los bosques y la pérdida general de vegetación no son los únicos factores de cuidado al que se enfrenta con la desertificación.

Otros procesos incluyen el cambio de prácticas agrícolas, que han variado en años recientes.

¿Hacia allá va Baja California? Cavazos Pérez señaló que en los valles agrícolas de la entidad un factor adicional es la evaporación, porque vuelve más salina la tierra.

Esto es más importante sobre todo en la zona agrícola del valle de Mexicali, que tiene mucha irrigación y en donde las prácticas agrícolas quizá no son las más adecuadas con relación al uso del agua.

Entonces hay una gran evaporación, se generan grandes cantidades de sal y ese es otro factor que afecta el suelo, porque lo agota.

Para finalizar, Turrent Thompson aclaró que en el Cicese no existen estudios específicos sobre erosión.

“Nuestras líneas de investigación tienen más que ver con la cuestión climática, con procesos asociados a la variabilidad natural del clima, como la sequía que afrontamos y cuyos efectos más grandes están ocurriendo al norte de nuestro estado, en California”, dice.

Pero advierte que el futuro que está enfrente “implica la interacción entre las actividades humanas y los procesos de variabilidad naturales, y encima de estos un cambio de clima que tiene un importante componente antropogénico”.





           



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