Tepic.- En el hospital civil de Tepic, al año nacen al menos 350 bebés prematuros. Igual número de mamás han esperado en los pasillos de la Unidad de Neonatología, para llevar a sus hijos a casa: algunas lo logran, otras no.
Se denomina recién nacido pretérmino, al nacido entre las 20 y 37 semanas de gestación, aunque el peso también es un indicador, y puede ir desde los 400 gramos hasta un kilo 800 gramos.
“Las estimaciones mundiales reportadas en 2010 refieren que 1.1 millones de neonatos murieron como consecuencia de las complicaciones que acompañan a la prematurez, 1.2 ésta es la segunda causa de muerte en los niños menores de cinco años”, dijo el especialista Miguel Pérez Peña.
En la actualidad, el avance de la tecnología permite que el índice de sobrevivencia de estos bebés, sea mayor.
En Nayarit, según las estadísticas de incidencia de nacimientos pretérmino del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el 2012 se contabilizaron 433 casos, mientras que en el periodo de 2007 a 2012, nacieron dos mil 303 prematuros.
En porcentaje, en esos cinco años, de 28 mil 467 nacimientos de niños vivos, el 8.1 por ciento fue de nacimientos pretérmino.
El pediatra Miguel Pérez Peña, adscrito a la Unidad de Neonatología del hospital civil de Tepic, explicó que las mamás de bebés prematuros experimentan complicaciones emocionales por la llegada anticipada.
El especialista dijo que reducir estos efectos, podría apoyar a la recuperación del bebé, permitiéndole involucrarse en el cuidado del menor.
“Se empezó a estudiar los aspectos psicológicos que relacionan a la prematurez y cómo están involucradas las mamás, papás y toda la familia, las abuelitas”, dijo.
La mamá que tiene un bebé prematuro se siente insegura porque tuvo a su bebé, que es su mejor proyecto de vida, y siente que algo salió mal, apuntó.
Entonces, ésta inseguridad genera otros sentimientos: depresión, angustia, irritabilidad, enojo, pero se mitigan mucho si se le permite a la mamá participar en el cuidado del bebé, agregó.
Pérez Peña también explicó que el mayor temor de una madre de bebés prematuros, es que no sobrevivan, pero aclaró que los procedimientos médicos han cambiado, buscando humanizar los servicios y atención que se brinda a bebés y mamás, con el fin de promover mayor cercanía y confianza.
En relación a lo que se hacía hasta hace 30 años, uno de los avances más significativos fue cuando el médico colombiano Edgar Rey Sanabria, en 1978, ideó el método de Mamá Canguro, por falta de incubadoras, recordó.
Empezó a poner en contacto piel con piel a los bebés prematuros con su mamá, y la sorpresa fue que a los niños les fue mejor, hubo menos mortalidad, menos infecciones, los pudieron amamantar con éxito, destacó.
A raíz de estas experiencias, la posibilidad de que sobrevivan es mayor, a partir también del uso de la tecnología, pues “ha sido una evolución a través del tiempo”, mencionó.
Antes se pensaba que los niños prematuros no tenían dolor y se hacían procedimientos invasivos en ellos, sin analgésicos o sin anestesia y esto empeoraba mucho el pronóstico para los niños prematuros”, determinó.
Los procesos invasivos a los que refiere el médico, que afectaban al bebé y a las madres, en el sentido de impacto emocional, era el uso de catéteres, sondas, tubos endotraqueales, pero los avances científicos, así como la aplicación de técnicas de mamá canguro, han reducido las complicaciones y riesgos.
“Se ha demostrado que la cercanía disminuye las complicaciones con infecciones, y también contribuye a un mejor desarrollo cerebral, a partir también del amamantamiento, ya que las madres tienen mayor oportunidad de establecer este vínculo con los niños”, refirió Pérez Peña.
En el hospital civil de esta capital, el sobreviviente a la prematurez, fue un bebé de 500 gramos y una edad gestacional de 24 semanas, aunque el caso estadístico refiere que el índice de sobrevivencia en este lugar ha sido alto, de un bebé de 750 gramos de peso.
Aunque si fallece el bebé, se siguen procedimientos de duelo igual al de un adulto y existen psicólogos que dan seguimiento a las madres que pierden a sus bebés.
Para finalizar, estableció que es un mito, la creencia respecto a que es más fácil la sobrevivencia de un bebé de seis meses a uno de ocho meses.
“Es un mito, lo que sucede es que cuando el bebé pesa más, se confía todo mundo y entonces lo descuidan porque lo ven de buen peso, pero hay que calcular la edad gestacional; a medida que avance la edad gestacional es más fácil que sobreviva un bebé”, señaló.
Blanca “N”, es una mujer de 31 años, originaria de la localidad de San Vicente, del municipio de Rosamorada, quien hace 13 días dio a luz a gemelos de siete meses, madre de cuatro hijos en total.
Ella comentó que la sensación que experimentó tras el nacimiento de sus hijos fue de temor, a que no sobrevivieran, y a la fragilidad del cuerpo de los bebés.
“Fue miedo, porque la pediatra me había dicho que estaban muy pequeñitos y que tenían muy pocas posibilidades de que vivieran, entonces me agarré chillando y me dijo, pídale al santo en el que usted crea, porque están muy pequeñitos” refirió.
Sus hijos estuvieron tres días en cuidados intensivos, y una semana completa en atención intermedia, a partir del jueves, se encuentran en la sala de crecimiento y desarrollo, aunque los médicos han pronosticado que serán hasta dentro de dos meses cuando puedan llevarlos a casa.
“Nos dijeron que va para largo, como un mes, hasta que agarren su peso de uno 800, a dos kilos, aquí bajan y suben; me voy feliz porque los miro, pero me voy triste en la noche, lo cuidan bien, pero como mamá, siempre se va uno triste, se agarra uno chille y chille en la casa”, señalò.
El niño de Blanca pesa 1 kilo y 320 gramos, mide 27 centímetros, la niña mide 25 centímetros, pesa un kilo y 200 gramos, apenas pudo abrazarla en estos últimos días.
“Me da miedo porque está bien fragilita, pero estaba feliz porque la tenía en mis brazos, antes sólo podía tocarle sus manitas”, dijo.
Mientras que Mayra “N” llega a lactar a su hija desde el 12 de marzo nació a los 6 meses, tres días de gestación, “ha sido muy doloroso, pero aquí estamos esperando que salga bien, me han dicho que está bien, los primeros días me ponía triste, pero como era bebé prematuro me decían que no iba a durar mucho, que sus pulmones no tenían fuerza, muchas cosas”.
En dos semanas, si su bebé sube de peso y llegar a los dos kilos, podrían darle de alta, ya que el pronóstico médico indica que está fuera de peligro.
Mayra consideró que el apoyo de su pareja y hablar con su hija fueron factores para su recuperación; “le decíamos con su papá que la queremos mucho y que era nuestra alegría, que es lo mejor que nos ha pasado, sentí feo, me puse llorar me sacaron porque me sentía mal y empecé a llorar” contó.
En su caso Luz Elena “N”, con 19 años, originaria de la comunidad de San Francisco, del municipio del Del Nayar, tuvo a su bebé a los 6 meses y cinco días de gestación.
“Ahora ya está evolucionando bien la niña; estoy contenta, para mí es alegría saber que ya me la llevo; me daban pocas posibilidades de que viviera, pero hablaba con ella, y le decía que le echara ganas, que ella podía, que yo estaba con ella en las buenas y malas apoyándola”, dijo.
Las mujeres que acuden a lactar a sus bebés llegan desde las ocho de la mañana, se retiran a las siete de la noche, cada dos horas entran a la sala de crecimiento y desarrollo, se ordeñan, dan de comer a sus hijos, y salen a comer, conviven con otras de las mujeres.
Algunas están allí desde hace más de un mes, otras, están a punto de dejar el sitio para llevar a casa a su crío, y otras, son parte de las historias de quienes no lo lograron.