Los países de América Latina y el Caribe (ALC) deben adoptar una agenda de inversión ambiciosa y amplia si quieren reducir los preocupantes niveles de pobreza y pobreza extrema y sacar provecho del gran potencial que comparten para avanzar en una trayectoria de desarrollo más robusta y sostenible, reveló hoy el informe de la OCDE sobre las perspectivas 2023 en la región.
En un acto celebrado en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Santiago de Chile, advirtió, no obstante, que la desaceleración de la actividad económica en ALC en 2023 sugirió, igualmente, que la región está volviendo a los niveles de bajo crecimiento observados antes de la pandemia.
”Tras la recuperación pospandemia del crecimiento registrada en ALC en 2021, en 2022 las condiciones exteriores se volvieron menos favorables, se redujeron las transferencias públicas de apoyo, la política monetaria se endureció y los efectos de la reapertura de las economías se disiparon”, explicó.
“Las condiciones socioeconómicas siguen siendo difíciles en ALC, con niveles de pobreza (29 por ciento) y pobreza extrema (11.2 por ciento) en 2022 que aún se mantienen en promedio en valores pre-pandemia”, agregó.
Altos niveles de informalidad
El informe advierte, que uno de los principales obstáculos para dar respuesta a esta situación es la informalidad laboral, que se traduce en salarios más bajos y falta de acceso a las redes de protección social.
De acuerdo con los datos presentados, en promedio, 42.8 por ciento de la población de la región vivía en un hogar que dependía solo del empleo informal.
A ello se suma “el aumento de la inflación que ha ido socavando progresivamente el poder adquisitivo en ALC y ha afectado con especial dureza a las poblaciones más vulnerables”.
“Durante el primer semestre de 2023, los hogares en situación de pobreza extrema experimentaron un incremento medio de los precios de unos 4.0 puntos porcentuales más que el promedio de los hogares de la región”, agregó.
Más y mejores inversiones
Otro de los datos preocupantes que consignó el documento es que “con tan solo un 20 por ciento del PIB, América Latina y el Caribe presenta uno de los niveles de inversión total más bajos de todas las regiones del mundo, lo cual obedece, en parte, a las reducidas tasas de ahorro nacional”.
“Desde el año 2000, el ahorro interior bruto alcanzó una media de 20 por ciento del PIB, frente al 35 por ciento del PIB en las economías de Asia Oriental y el Pacífico. El sector privado es la mayor fuente de inversión en casi todos los países de ALC (78 por ciento de la inversión total en 2019 en promedio)”, destacó.
A la falta de ahorro, se añadió el problema de que la mayor parte de esa inversión se concentra en el sector privado, con cifras mucho menos positiva en lo público.
“El sector público debe desempeñar un papel crucial mediante la inversión en infraestructura pública estratégica y la movilización de la inversión privada. Para ello, el sector público puede apoyar actualizando los marcos regulatorios de inversión y asegurando una buena regulación de las asociaciones público-privadas (APP), bajo marcos institucionales sólidos”, sugirió.
En este sentido, para la OCDE una de las soluciones es apostar por la Inversión Extranjera Directa (IED), que en su opinión “representa una oportunidad para impulsar la productividad y la innovación y para crear empleo de calidad”.
La inversión extranjera directa en ALC “superó 3 por ciento del PIB durante los períodos 2017-19 (464 mil millones de dólares) y 2020-22 (445 mil millones de dólares) y alcanzó 4 por ciento del PIB en 2022. Las empresas extranjeras tienden a ser más productivas e invierten más en innovación de productos y en investigación y desarrollo (I+D) que las empresas nacionales”.
“Estas diferencias sugieren que existe un potencial importante para la transferencia de conocimiento y tecnología desde las empresas extranjeras a las empresas nacionales. Asimismo, las empresas extranjeras presentes en ALC suelen ofrecer salarios promedio más altos y emplear a una proporción más elevada de trabajadores no cualificados”, enfatizó.
Se mencionó que la inversión procedente de la Unión Europea y de Estados Unidos ha incidido de manera especialmente positiva en la creación de puestos de trabajo en el sector manufacturero de ALC. La IED en energías renovables en la región crea más empleos que la destinada a los combustibles fósiles”, una inversión en I+D y en sectores emergentes “puede transformar la estructura productiva” de la región, que se caracteriza por niveles bajos de productividad.
“La inversión en capital físico, conocimientos e innovación, ya sea doméstica o extranjera, será un factor fundamental de la transformación productiva. Asimismo, la inversión en sectores estratégicos permitirá a la región aprovechar nuevas oportunidades, como las asociadas con la transición verde y la transformación digital”, remarcó.
Transformación verde y digital
Al hilo de este argumento, el informe detectó cuatro campos de acción: la transición verde, la transformación digital, la salud y la economía del cuidado, y la agricultura y sistemas de alimentos sostenibles, apostando por empresas sostenibles y de economía circular y una mejor educación y formación.
Igualmente, propuso una nueva agenda de inversión que requerirá movilizar recursos financieros mediante instrumentos innovadores tanto del sector público como del privado.
“Es fundamental avanzar hacia sistemas impositivos más eficaces y progresivos, una mayor eficiencia del gasto público y de la gestión de la deuda, y marcos fiscales más sólidos y sostenibles para impulsar la inversión pública en un contexto caracterizado por un espacio fiscal limitado”, recomendó.
Se explicó que existen, al menos, dos áreas con potencial para mejorar el flujo de recursos financieros privados y públicos hacia los objetivos de desarrollo sostenible. En primer lugar, las instituciones de financiamiento del desarrollo pueden jugar un papel clave para facilitar el acceso a financiamiento por parte del sector productivo.
El segundo ámbito es el desarrollo de instrumentos de financiamiento innovadores, como los bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad (GSSS). Esos bonos representan 32 por ciento del total de las emisiones internacionales de bonos en ALC.
En ambos casos, se propone también que se fortalezcan las instituciones y añadió que “las alianzas internacionales pueden crear sinergias entre organizaciones internacionales, gobiernos, expertos, agencias de desarrollo e instituciones del sector privado con el fin de atraer inversiones que contribuyan a la transformación productiva de ALC a través de la atracción de inversiones privadas y de mecanismos innovadores, como la financiación mixta, para movilizar recursos adicionales hacia proyectos de desarrollo sostenible”.
(milenio.com)