
Para 2026, el aumento al salario mínimo puede ser de 11 por ciento para ubicarse en 309.5 pesos al día, lo cual elevaría la inflación, de acuerdo con Banamex.
El banco explicó que aunque el impacto depende de factores como la productividad, la estructura de costos y la capacidad de las empresas para absorber los aumentos, se puede generar un alza en los precios, como ocurrió cuando se incrementó el salario mínimo en la frontera norte en 2019.
“Ese aumento hubiera llevado a un alza en precios, de no ser porque se acompañó por una disminución en la tasa del IVA”, precisó Banamex.
Comentó que en años recientes, las presiones salariales llevaron a una elevada persistencia del componente de servicios de la inflación, que apenas este año comenzó a ceder muy lentamente.
La firma financiera explicó que en los servicios de entretenimiento existe una relación positiva y de relativamente corto plazo con mayores salarios e inflación.
Mientras que en educación y salud, el mayor crecimiento de los salarios se asocia con una mayor inflación después de aproximadamente un año.
“Esto podría explicar, al menos parcialmente, el porqué la inflación de servicios en México está tardando muchos meses en ceder y se mantiene”, comentó el banco.
Aumentar el salario mínimo no es suficiente
El grupo financiero señaló que a pesar de que la brecha entre el salario mínimo y los salarios promedio está disminuyendo significativamente, serán más notorias las limitaciones para seguir observando los beneficios de dicha política sin efectos adversos.
La firma financiera señaló que prevalecen los riesgos de que se registren menores niveles de empleo o continuas presiones sobre precios, en un contexto en el cual se enfrenta bajo crecimiento económico, por lo que deberían introducirse otras políticas para mejorar el bienestar de las familias.
Entres las políticas que el grupo financiero recomienda destacan:
Mejoras en productividad para que los incrementos salariales vayan acompañados de aumentos en la productividad que justifiquen salarios más altos.
Lo anterior sin afectar negativamente la estructura de costos de las empresas para evitar presiones inflacionarias y pérdidas de competitividad.
Aumentos en inversión en infraestructura y tecnología que impulsen la capacidad productiva de las empresas
Políticas públicas dirigidas a mejoras en el capital humano, como son educación (formal y en los lugares de trabajo) y salud
Aumentar la participación laboral de las mujeres que, entre otros, favorecería un aumento de la fuerza laboral, mayor crecimiento económico, y reducción de la pobreza.
(milenio.com)






