Un escalón a mitad del camino o la raíz de un árbol que alza la banqueta, son obstáculos que a veces hacen tropezar a los peatones, pero si la persona va en silla de ruedas, esos obstáculos le harán cambiar de ruta una y otra vez, y en el peor de los casos, le impedirán ejercer un derecho, como el acceso a algún servicio, votar, o simplemente transitar con libertad.
En México, más de cinco millones de personas enfrentan obstáculos cotidianos para ejercer sus derechos por ser sordas, ciegas, de estatura baja, tener algún padecimiento mental, dificultades para desplazarse, o ser dependientes de otras a causa de accidentes o enfermedades, entre otros.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares 2012 revela que el 6.6 por ciento de la población mexicana está en dicha condición, y que en 19 de cada 100 hogares vive alguna persona con discapacidad.
La Convención de la Organización de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por México en 2007, establece que los gobiernos están obligados a garantizar los derechos políticos de estas personas sin distinción de la discapacidad que tengan. Además la discriminación está prohibida explícitamente en la Constitución.
En cumplimiento a dicha obligación, el Instituto Nacional Electoral (INE) repartió junto con la paquetería electoral, materiales alternativos para garantizar el voto a esas personas en cada una de las casillas del país, como plantillas en sistema Braille que se colocan sobre la boleta para que los ciegos puedan leerla.
También hay lupas para débiles visuales y un sello especial para las personas sin extremidades, además de que las urnas tendrán una altura menor para que los más bajos de estatura y personas en silla de ruedas puedan introducir su voto.
Las cabinas o mamparas donde las personas se ocultan para emitir su voto en secreto, son más anchas para que quepa una silla de ruedas, y los soportes son más fuertes para que quien lo necesite se pueda recargar.
Adicionalmente, las personas con discapacidad podrán ingresar acompañadas a emitir su voto.
Asimismo, las casillas deberán encontrarse en un lugar adecuado para el acceso de todos los ciudadanos.
Como ejemplo, en el Distrito Federal de las 12 mil 626, solo 39 incumplían las condiciones de acceso, pero de acuerdo con la consejera Olga González del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), se están colocando rampas para que sean accesibles el día de la elección.
La consejera enfatiza que además que estas sean unas elecciones libres de discriminación, habrá observadores internacionales especialistas en la materia y se ha capacitado a los funcionarios de casilla.
Sin embargo, para el abogado experto en derechos humanos, Carlos Ríos Espinosa, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales y algunos códigos lectorales locales aún tienen vacíos respecto al voto de personas con algún padecimiento mental –el sector más excluido dentro de las personas con discapacidad- pues dejan a consideración del presidente de casilla, el dejarlos votar.
Para corregir esa situación, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) lanzó desde la elección de 2012 un llamado para omitir esa cláusula, lo que ha sido acatado por el INE y transmitido a los ciudadanos encargados de las casillas.
Las personas con esos padecimientos podrán votar siempre y cuando tengan su credencial de elector.
Asimismo, habrá otras medidas contra la discriminación como plantillas en lenguas indígenas y se permitirá votar a las personas transgénero, cuya identidad actual no corresponde con la de su credencial de elector.
En ese sentido, la presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, Jacqueline L’Hoist Tapia, refiere que en la capital del país viven 1.5 millones de indígenas, en tanto que más de 500 mil personas han solicitado su deseo de cambiar de género.
Comenta que “no hay en la mira obstáculos que impidan la participación de estas comunidades en los comicios del próximo domingo”.
Para ello, abundó, se han instrumentado medidas para evitar que los indígenas y la comunidad lésbico-gay sufran discriminación al acudir a las urnas para ejercer su derecho a sufragar.
Sin embargo, L’Hoist Tapia reconoce que la discriminación es un fenómeno social, “lo cual quiere decir que no estamos exentos que en las mesas de casillas cualquier persona pueda tener una cierta conducta hacia un integrante de estas comunidades”.
De acuerdo con el INE, para las elecciones de 2015, las personas funcionarias de casilla se capacitaron para atender a ciudadanas y ciudadanos que requieren atención preferencial cuando van a votar como las personas con discapacidad, mujeres embarazadas, personas con niñas o niños pequeños en sus brazos, y adultos mayores, quienes votarán sin hacer fila.
Quienes necesiten que alguien les lea o marque la boleta electoral, pueden ir acompañados por un familiar o persona de su confianza, o pedir ayuda a una persona funcionaria de la casilla y las personas con discapacidad visual que usan un perro guía, pueden circular de manera libre dentro de la casilla.
En ese sentido, el presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova Vianello, resalta que para este organismo, la no discriminación es un objetivo permanente y transversal de sus proyectos y programas para que en la jornada electoral todos los mexicanos ejerzan su derecho al voto en condiciones de igualdad.
El día de la elección, las personas podrán denunciar cualquier acto discriminatorio ante el Conapred en los teléfonos 52621490 y 018005430033.