El anuncio de que el jueves de la próxima semana se va a celebrar la novena cumbre de líderes de América del Norte en Washington, después de cinco años de permanecer en la congeladora, en el baúl de los recuerdos.
El encuentro de los líderes de Norteamérica tiene sus orígenes en 2005 cuando se realizó la primera en Waco, capital petrolera de Texas, a propuesta del republicano, George W. Bush. El destino estaba echado y ahí comenzó lo que a la postre se conocería informalmente como la cumbre de Los Tres Amigos.
En 16 años de cumbres trilaterales se han logrado múltiples acuerdos sobre economía, energía, migración y seguridad que han impulsado la región.
Anécdotas de momentos icónicos hay muchas, por ejemplo, cuando en la octava reunión, celebrada en 2016 en Ottawa, el ex presidente, Enrique Peña Nieto, enredó sus manos al intentar saludar al mismo tiempo a Barack Obama y a Justin Trudeau, en lo que terminó siendo un momento para la historia por las risas que despertó en el público. Además de los memes que siguieron en redes sociales luego de ese día.
O cuando en 2014 el propio Obama, el hombre más informado del mundo siendo presidente de Estados Unidos, no se dio cuenta que se convirtió en una víctima del doble sentido cuando al despedirse de Toluca, donde se celebró la séptima edición de la cumbre, confesó su añoranza… por el chorizo.
“Quiero agradecerles por la gran hospitalidad. Lamentablemente no estaré suficiente tiempo porque es un viaje de negocios y por ejemplo, no he probado el legendario chorizo de Toluca. Espero que la próxima vez que venga pueda comerlo”, dijo en aquella ocasión, en el que sin duda es uno de los momentos más memorables de esta y muchas otras cumbres trinacionales, uno de los pocos en los que no imperó una acartonada seriedad.
La primera de todas fue convocada en 2005 por el presidente George W. Bush en Texas, su estado natal, donde fue gobernador antes de alcanzar la Casa Blanca y donde se sentía seguro para echar andar el proyecto que tiene por finalidad terminar de unir a Norteamérica que, en ese entonces, a pesar de tener 11 años de haberse firmado el TLCAN, los atentados del 11 de septiembre del 2001 habían provocado el aislamiento de Estados Unidos.
Asistieron por parte de México el presidente Vicente Fox y por parte de Canadá el primer ministro Paul Martin.
Los planes de Bush dieron resultados. Luego del encuentro se anunció la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (Aspan) con la que se reforzaba a la región en contra de los peligros del terrorismo que acechaban desde que Al Qaeda derribó las Torres Gemelas.
“A partir del 11 de septiembre del 2001, hemos puesto en práctica nuevas medidas para enfrentar la amenaza del terrorismo y reforzar la seguridad de nuestros habitantes. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer. En un mundo que evoluciona rápidamente, debemos construir nuevos espacios de cooperación, a efecto de dotar de mayor seguridad a nuestras sociedades abiertas, hacer más competitivas a nuestras empresas y más sólidas a nuestras economías”, se lee en la declaración conjunta firmada en aquella ocasión.
El siguiente destino fue México, un año después se volvieron a reunir, esta vez en el paradisíaco Cancún. La misión es fortalecer y ampliar los acuerdos de Waco.
En la segunda cumbre de líderes de América del Norte, Bush, Fox y Stephen Harper, en relevo de Paul Martin, acordaron mayor colaboración en áreas tan diversas como seguridad, transporte, medio ambiente y salud pública.
“Esta alianza (en referencia al Aspan) ha acrecentado nuestra relación institucional para dar respuesta a una visión compartida de una región más fuerte, más segura y próspera”, anunciaron en esa ocasión.
El siguiente año, en 2007, le tocó por primera vez a Canadá albergar la tercer Cumbre. Se celebró en la ciudad de Montebello y un elemento especial fue la primera en la que el ex presidente Felipe Calderón representó a México.
Representaba el fortalecimiento del relevo generacional de la cumbre, el único que permanecía del acuerdo original, era el estadunidense George W. Bush. Además, el tema de la seguridad tomaba un tono especial pues en México acababa de iniciar la llamada guerra contra el narcotráfico y se afinaban con Washington los detalles para lanzar la Iniciativa Mérida.
Esta dotaba de equipo táctico y entrenamiento a las fuerzas del orden mexicanas para hacerle frente a los cárteles que empezaban una sangrienta disputa por las rutas del tráfico de drogas y el control de territorios, que, hasta ese momento, había permanecido bajo la mesa por décadas.
En esa ocasión, más elementos empezaron a añadirse a la cumbre, ya no sólo se discutió sobre la seguridad y la economía regional, sino que empezó a debatirse sobre otros temas como tecnologías energéticas y se encendieron los focos sobre una pandemia que rondaba algunas regiones del mundo… la gripe aviar.
Para 2008, Bush decidió llevar la cumbre a Nueva Orleans. Era la última en la que le tocaba representar a Estados Unidos, sus esfuerzos por blindar a la región en contra del terrorismo habían dado paso a una integración económica y social más importante que la impulsada desde 1993 por el TLCAN, que, por cierto, fue negociado por su padre, el también presidente, George H.W. Bush.
La quinta edición regresó las reuniones trilaterales a México, el destino elegido por Calderón fue Guadalajara. Era la primera vez que Barack Obama representaba a Estados Unidos en la cumbre de líderes de América del Norte. Después de haber vencido a un viejo icono de la política estadunidense como John McCain, el hasta entonces joven senador por Chicago era un fenómeno mundial, todos querían tomarse una fotografía con él.
Por cierto, el vicepresidente de Estados Unidos era el ahora presidente Joe Biden, que, desde ese momento, ejercía un activo liderazgo en la Casa Blanca hombro a hombro con Obama.
El servicio secreto desquicio el centro de Guadalajara y se vio rodar a la llamada Bestia (el automóvil que transporta a los presidentes estadunidenses y que cuenta con un blindaje único en el mundo).
En aquella ocasión, Calderón solicitó a Obama que resolviera definitivamente el conflicto del transporte de carga en la región, que causaba retrasos en el intercambio comercial entre ambos países.
La sexta edición que se realizaría en Quebec en 2010 se canceló, por lo que para que Los Tres amigos volvieran a reunirse pasaron tres años. La sexta edición de la cumbre de líderes de América del Norte se realizó en 2012 y tuvo como sede Washington, igual que la programada para el jueves de la próxima semana.
Para ese entonces el PRI había regresado a Los Pinos, por lo que le tocó representar a México al ex presidente Enrique Peña Nieto. En esa ocasión los acuerdos giraron, sobre todo, en torno a eliminar diferencias regulatorias consideradas “innecesarias” en la declaración conjunta final.
En 2014, Los Tres Amigos se reunieron en Toluca y más allá del incidente del chorizo, se convirtió, con las reformas estructurales impulsadas por Peña Nieto en marcha, en la cumbre donde se delinearon importantes acuerdos energéticos.
La última fue en 2016. Ottawa fue elegida por Justin Trudeau, que relevaba a Stephen Harper que había ostentado el poder en Canadá por ocho años y que había estado presente desde la segunda edición de la cumbre.
Después, llegó Donald Trump a la Casa Blanca y su polarización política hizo que Los Tres amigos decidieran no verse por cinco años, hasta que Biden, que ayudó a Obama con las Cumbres desde el 2009, decidiera que era tiempo de que volvieran a encontrarse.
(milenio.com)