» Ven Presupuesto Base Cero como opción para mejorar calidad del gasto

Esta nota fue creada el miércoles, 17 junio, 2015 a las 23:36 hrs

El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados afirmó que frente al panorama económico mundial que afronta México, y que afecta las finanzas públicas, principalmente por los bajos precios del petróleo, es pertinente iniciar una revisión profunda del gasto público.

De ahí, apuntó, que la reingeniería del gasto público, desde una perspectiva de Presupuesto Base Cero, es opción para mejorar la calidad del mismo, toda vez que podría permitir romper con la tendencia inercial en la asignación de los recursos.

A través del documento “Presupuesto Base Cero y Programas Presupuestarios”, el Centro indicó que se ha hecho un esfuerzo por simplificar la estructura programática del Presupuesto de Egresos de la Federación, pero no se ha contenido el crecimiento del gasto público.

Por ello, dijo el organismo de San Lázaro, se requieren instrumentos y técnicas de presupuestación que permitan canalizar los recursos a programas y proyectos con mayor rentabilidad social y económica para el país.

Explicó que el Presupuesto Base Cero es una técnica presupuestaria mediante la cual se revalúan cada año todos los programas y gastos, siempre a partir de cero. Su elaboración se basa en las expectativas para el año siguiente, sin referencias a los años anteriores y sin estadísticas históricas.

Este presupuesto exige a cada unidad gestora justificar detalladamente la totalidad de sus peticiones presupuestarias desde el inicio, abundó.

Por ende, abundó, “puede ser una técnica de presupuestación que ahorre gastos sin necesidad de reducir la cantidad y calidad de servicios prestados por la Administración Pública Federal, al eliminarse los ineficaces y las estructuras orgánicas inadecuadas”.

Recordó que el país pionero en la implementación del Presupuesto Base Cero fue Estados Unidos, en la década de los 70; Canadá también intentó seguir el ejemplo estadounidense adoptando esta nueva técnica de planificación, gestión y control del presupuesto.

En 1980, México buscó implementarlo en la extinta Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, pero no fue posible ponerla en marcha por completo debido, entre otros factores, a que no se disponía de una infraestructura administrativa adecuada.

“La mayor ventaja del Presupuesto Base Cero consiste en que elimina el incrementalismo y mejora la eficiencia y eficacia en el uso de los recursos públicos; también presenta debilidades e importantes retos para su implementación”, indicó el CEFP.

Al respecto puntualizó que específicamente, es difícil su implementación, ya que para su elaboración requiere gran cantidad de tiempo y de papeleo y, si el presupuesto vigente depende mucho del de años anteriores o es muy rígido, el Presupuesto Base Cero es poco efectivo en la reducción del gasto.

Por otra parte, detalló que la estructura programática a emplear para la integración del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2012, contenía mil 230 programas presupuestarios, en tanto que para 2015 contempla sólo 889.

Esta simplificación de la estructura se dio básicamente en los programas de Gasto Federalizado, Gasto No Programable, Subsidios y Desempeño de las Funciones. Los primeros dos grupos absorbieron 11.7 y 20.1 por ciento de los recursos totales del PEF 2015, en ese orden.

En tanto que a la modalidad de Subsidios le correspondió el 12.2 por ciento y a la de Desempeño de las Funciones el 34.9 por ciento.

El Centro de Estudios de la Cámara de Diputados argumentó que la reducción en el número de programas identificados en los grupos de Gasto Federalizado y No Programable, se debió a la compactación que se realizó en algunos Fondos, pues dejó de asignarse una clave presupuestaria a la distribución de los recursos para cada estado.

El resto de la simplificación, agregó, se dio en los programas bajo las modalidades: sujetos a reglas de operación, al pasar de 104 programas en 2012 a 92 en 2015; otros subsidios, que transitó de 150 a 98; prestación de servicios públicos que pasó de 274 a 256, y promoción y fomento, que varió de 42 a 34 programas.

La reducción en el número de programas no estuvo acompañada de una contracción en el presupuesto asignado, resaltó el organismo.

De hecho, precisó, entre 2012 y 2015, los recursos asignados a los subsidios sujetos a reglas de operación crecieron a una tasa promedio anual de 8.0 por ciento, los destinados a otros subsidios aumentaron en 8.2 por ciento y lo presupuestado a la modalidad de promoción y fomento lo hicieron en 12.9 por ciento.





           



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