Hemos escuchado tanto esta frase, que pensamos en una decepción amorosa de manera automática cuando la volvemos a escuchar. Pero en esta ocasión me referiré a un verdadero drama para las familias que reciben a un niño recién nacido con un hoyo en el corazón.
El problema de una cardiopatía congénita es mucho más frecuente de lo que ustedes piensan.
Uno de cada 6 600 bebitos que nacen en México, tiene un hoyo en el corazón, pues las lesiones cardíacas de nacimiento son principalmente defectos (hoyos) en las partes musculares del corazón, que normalmente lo dividen en derecho e izquierdo. Recordemos que el lado derecho del corazón bombea sangre que viene de todo el cuerpo, ya sin oxígeno, hacia los pulmones para que vuelva a oxigenarse y retorne hacia el corazón izquierdo para ser bombeada, de nuevo, hacia todo el cuerpo.
Les recuerdo que esto ocurre desde antes de nacer y hasta que morimos. Las partes musculares que constituyen los tabiques que separan los dos lados del corazón, se desarrollan mientras crecemos en el útero de nuestra madre, por lo que muchos problemas pueden hacer que no se completen de manera correcta.
Entre estos motivos, están el tabaco, la exposición a radiaciones, que la madre tome algunos medicamentos como la cortisona, analgésicos potentes o que le falte ácido fólico o alguna vitamina en su alimentación. Esto es tan complejo, que muchas veces no podemos asegurar la razón por la que el niño nació con un hoyo en el corazón.
Aunque hay mucha controversia, existe la teoría de que la parte central de nuestra república tiene mucha altura, lo que favorece este tipo de lesiones.
Las lesiones en el corazón que ocurren desde el nacimiento, son un tema muy amplio y complejo, que rebasa con mucho los objetivos de esta columna. Baste decir que hay lesiones que contaminan con sangre sin oxígeno, a la sangre oxigenada que desde el corazón izquierdo va a todo el cuerpo, lo que provoca una coloración especial de la sangre y que se refleja en la piel de los niños.
Son los famosos “niños azules”, que padecen una cardiopatía muy compleja, ya que además de un hoyo en el corazón tienen otros problemas en las válvulas cardíacas, lo que hace que estos niños no logren crecer ni ganar peso como lo hace un niño normal.
A las lesiones que me referiré son aquellas debidas a hoyos en el corazón, por los que pasa sangre oxigenada (roja y brillante) del lado izquierdo, hacia el lado derecho, lo cual se debe a que la presión izquierda es mayor y eso favorece el paso de la sangre al lado derecho, con lo cual es enviada de nuevo a los pulmones para oxigenarse, ¡a pesar de que ya estaba oxigenada¡, con lo cual la presión pulmonar es mucho mayor a lo normal.
Estas lesiones son la comunicación entre las dos aurículas (la parte de arriba del corazón), conocida como CIA (comunicación inter auricular) y la otra es la CIV, comunicación interventricular, que se debe a un hoyo entre los ventrículos, la verdadera bomba del corazón.
La anatomía del corazón no es difícil, recuerde que aurícula quiere decir “orejita” y ventrículo es “vientrecito, pancita”, para que no se le complique identificar a que partes del corazón me refiero.
Las consecuencias de tener un hoyo en el corazón son siempre muy severas, pero varían ampliamente debido al tamaño del defecto. Algunos niños tienen una lesión tan amplia, que al nacer están en grave insuficiencia cardíaca y hay que operarlos a los pocos días de nacidos o no sobrevivirán. Otros nacen con un defecto tan pequeño, que nunca necesitarán una cirugía.
Por supuesto hay niños con lesiones intermedias y que sin duda necesitan que se les corrija el defecto, pero pueden llegar a adultos sin grandes dificultades. El caso típico es el de una niña con un soplo en el corazón desde su nacimiento, que se enferma muy seguido de las vías respiratorias con tos y fiebre frecuentes, que no crece igual que sus compañeritas de escuela y permanece muy delgada aunque come bastante (se dice que parecen gacelas, en alusión a lo delgaditas que son).
Sobre todo con la CIA, las niñas llegan a adultos y pueden tener varios hijos, generalmente sin problema alguno. Pero debe aclararse que es un gran riesgo para estas personas que no se les detecte el soplo y se les trate de manera adecuada, pues es mayor su riesgo de tener una embolia cerebral y también el riesgo de desarrollar una presión pulmonar tan alta, que se hagan inoperables, lo que los condena a la muerte por insuficiencia del corazón.
Este tipo de pacientes es muy común, al grado de que representa el 10% de todos los pacientes recibidos en Centro Médico Nacional. Por fortuna, ahora no tenemos que abrirles el pecho a todos ellos pues se puede resolver el problema mediante un cateterismo, en el cual les aplicamos un dispositivo parecido a una sombrillita directamente en el hoyo en el corazón, sin cicatrices y con una seguridad del 100%.
En México estamos realizando este procedimiento desde hace pocos años y los resultados son excelentes, pues la cirugía es también muy segura, pero deja una gran cicatriz en el pecho, que incomoda a los pacientes, más aún que los hoyos en el corazón son más frecuentes en las mujeres.
Finalmente, con los “niños azules”, las cosas son polarmente diferentes, pues al tener lesiones cardíacas más complejas, cerrar el defecto (el hoyo) en el corazón no les resuelve el problema. Ninguna institución en nuestro país está preparada para resolver oportunamente este tipo de casos, lo que nos hace ver listas de espera de más de un año, para que los niños sean operados y sin duda alguna, este es un gran nicho de oportunidad para que los servicios de salud en el país logren una mejor atención.
Correo: ricardo.jauregui03@gmail.com