» En Auschwitz, todos los días el infierno acechaba: Sobreviviente

Esta nota fue creada el jueves, 22 enero, 2015 a las 18:51 hrs
Sección: El mundo

Auschwitz.- El exsoldado polaco Josef Paczynski, de 95 años de edad, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz, contó que durante su cautiverio “un día normal podía convertirse en el infierno. Esa era la gran incertidumbre”.

En rueda de prensa, con la Asociación de la Prensa Extranjera en Alemania (VAP), en un centro de encuentro para muchachos polacos, judíos, alemanes y de otras nacionalidades en las inmediaciones de ese campo en Polonia, Paczynski se mostró relajado e incluso de buen humor.

La realidad es que a casi 70 años del término de la Segunda Guerra Mundial, los sobrevivientes del peor de los campos de concentración se están muriendo por razones biológicas y cada vez hay menos.

Josef Paczynski fue preso político en Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Era soldado polaco. Fue designado como el peluquero del legendario comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, aunque no conocía esa actividad.

“No tenía otra opción. Un suboficial me llevaba siempre a la casa (de Höss). Entonces llegaba Höss, siempre estábamos los dos solos en el baño. El miedo. Lo tenía todos los días, el peligro estaba presente todos los días. Cada día, incertidumbre”, contó ese testigo de la Historia.

“Después me han preguntado: ¿‘no tenías la tentación de matarlo, de abrirle el cuello con la navaja (de barbero)?”.

Después de la guerra, un día quiso conocerlo un nieto de Höss “pero no pudimos encontrar una lenguaje común para comunicarnos. Era un joven bien parecido, quería hablar conmigo a toda costa”. Eso fue cuando Auschwitz ya había dejado de ser campo de concentración para convertirse en memorial y museo.

“Un empleado del museo lo llevó conmigo… Le pregunté qué había sido de su abuela, o sea, de la esposa de Höss. Él respondió que se había suicidado. ‘¿Y tu abuelo?’- le pregunté. Tuvo problemas con el alcohol, (me dijo)”.

La esposa de Höss, Hedwig Hensel, se quitó la vida el 16 de abril de 1947. Rudolf Höss fue ejecutado con la horca como resultado de los juicios contra los nazis al término de la Segunda Guerra Mundial.

Los juicios por crímenes de guerra fueron llevados a cabo por los países aliados. El patíbulo para Höss se montó frente a Auschwitz, para que éste tuviera ante sus ojos el campo en el momento de morir el 16 de abril de 1947. Ese mismo día se suicidó su esposa.

En el juicio, que se llevó a cabo en Varsovia, quedó de manifiesto que no tuvo reparos ni dudas éticas sobre el exterminio de los judíos.

En cambio, Josef Paczynski, quien vivió en Auschwitz con la muerte al acecho, acaba de cumplir 95 años (nació en 1919 en Polonia) y tiene un departamento en el centro de Cracovia, una ciudad llena de vida, de gente joven y de pujanza, la segunda mayor de Polonia.

Desde que se jubiló trabaja en conjunto con organizaciones internacionales y humanitarias, entre ellas alemanas.

A mediados de junio del año pasado, uno de los medios prominentes de Alemania, la emisora de radio Deutschlandradio Kultur, lo entrevistó en Cracovia.

“¿Usted me pregunta que qué siento?”, dijo al referirse al hecho de que un medio alemán lo entrevistara en alemán, aprovechando que Paczynski habla algo de ese idioma. “Es realmente el lenguaje de los asesinos”, respondió.

A esa emisora alemana declaró que “Auschwitz era un lugar extraño”. Había una orquesta que tocaba al aire libre en el campo de concentración. “Nos tocaban marchas cuando íbamos al trabajo (los trabajos forzados). Y también cuando regresábamos”.

“Percibíamos la música de esa orquesta en forma diferente. En las mañanas éramos fuertes y sanos –en las tardes habían habido muchos muertos, asesinados o habían fallecido de cansancio. Y la orquesta tocaba su música”.

“Tocaba hermosas marchas, fanfarrias, (música) para la entrada de los gladiadores. También obras sinfónicas (…) Los domingos, la orquesta iba a la villa (en Auschwitz) del comandante Höss y le daba un concierto. Y lo oíamos también. Auschwitz era un lugar raro –aquí mataban –y junto tocaban música en medio de macizos de flores”.





           



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