» Muchos venezolanos se alumbran con velas a falta de focos

Caracas.- Las velas y lámparas de keroseno de antaño volvieron a aparecer en Venezuela, tras la escasez de bombillos (focos) incandescentes y en muchos hogares ya son nuevamente utilizadas como fuentes de iluminación.

“Los únicos bombillos que se consiguen son los llamados ‘ahorradores’, cuyos precios oscilan entre los 300 y mil 500 bolívares (1.50 y 7.50 dólares del mercado paralelo)”, dijo el presidente de la Asociación para Defensa del Consumidor (Asodeco), Pedro Alcántara.

Alcántara explicó que por resolución del gobierno nacional se prohibió el uso de los llamados aquí bombillos analógicos y promovió el uso de los ahorradores como parte del Plan de Ahorro Energético, implementado por la Corporación Eléctrica Nacional (Corpelec).

“Sin embargo estos ‘ahorradores’ tienen precios elevados y la gente rehúsa comprarlos, aparte de que se ha comprobado que en su interior tienen componentes de mercurio considerados altamente peligrosos.

Recordó que hace cinco años el gobierno venezolano importó de Cuba bombillos ahorradores y casi obligó al pueblo a utilizarlos, ya que hasta canjeó estas luminarias por los incandescentes en casi todos los hogares.

Muchas personas aceptaron el cambio, pero al cabo de cierto tiempo estos se dañaron y ahora para reponerlos hay que pagar un alto precio, ya que los bombillos que siempre se usaron desaparecieron del mercado y solo se consiguen los de alto costo, reveló.

Alcántara dijo que los focos económicos siguen sin conseguirse ahora ni en abastos ni ferreterías, porque las plantas fabricantes cerraron sus operaciones, en atención a las disposiciones oficiales que prohibían su uso.

“Por todas estas razones es que muchos hogares humildes están regresando a las velas y las lámparas de kerosene que utilizaban nuestras abuelas y así es como se alumbran ahora en la noche”, recalcó el presidente de la Asodeco.

Marina Huérfano, enfermera, dijo que en su casa de noche se alumbra con velas, ya que lámparas de kerosene no se consiguen tampoco tan fácilmente, y “para leer de noche uso la luz del celular”.

“No sé a dónde vamos a llegar, porque ya estamos tocando fondo y la calidad de vida que habíamos alcanzado se nos está yendo de las manos”, advirtió Alcántara.