» Omar Sharif deja huella en el cine con su talento y mirada profunda

Esta nota fue creada el viernes, 10 julio, 2015 a las 22:45 hrs
Sección: Ocio

Una de las figuras del cine internacional, el actor egipcio Omar Sharif, fallecido este viernes en El Cairo de un ataque al corazón, deja honda huella en el Séptimo Arte donde cautivó con su profunda mirada que fascinó en filmes como “Doctor Zhivago”, “Funny girl” y “Lawrence de Arabia”.

Michael Demitri Chalhoub, su nombre real, nació el 10 de abril de 1932 en Alejandría, Egipto, en el seno de una familia económicamente estable debido a su negocio maderero. Su trabajo en el cine lo convirtió en uno de los pocos árabes en trascender en Hollywood.

Cuando tenía cuatro años, sus padres decidieron trasladarse a El Cairo, ciudad en la que desde muy pequeño participó en grupos de teatro y donde fue un estudiante aplicado, lo que lo llevó a graduarse en matemáticas y física en la Universidad Victoria.

En la década de los 50, el veterano actor inició su carrera cinematográfica en Egipto, bajo el nombre de Omar El-Sharif. Entre 1953 y 1960 rodó 20 películas egipcias, como “Les eaux noirs”, “Mort parmi les vivants” y “Les affres de l’amour”, de la que se sentía especialmente orgulloso.

Su primer papel lo consiguió en 1953 con el filme “The blazing sun”, tras lo cual se convirtió rápidamente en uno de los favoritos del público de su país. En esa época se casó con la estrella de cine egipcio Faten Hamama y decidió abandonar el catolicismo para adoptar el islam como religión.

En 1962 se trasladó a Reino Unido y protagonizó junto con Peter O’Toole, Alec Guinness y Anthony Quinn la película “Lawrence de Arabia”, dirigida por David Lean. El filme, además de darle popularidad, lo hizo ganar un Globo de Oro y estar entre los nominados al Oscar como Mejor Actor Secundario.

“Lawrence de Arabia” obtuvo varias estatuillas, incluidas las de Mejor Director y Mejor Producción, lo que le dio a Sharif una carrera internacional que culminó años después con “Doctor Zhivago” (1965), de nuevo bajo la dirección de Lean, y con la que consiguió el estrellato en Hollywood.

En esta década también trabajó en “La caída del imperio romano” (1964), de Anthony Mann; “El rolls royce amarillo” (1964), de Anthony Asquith; “Genghis Khan” (1965), de Henry Levin; “La noche de los generales” (1967), de Anatole Litvak, y “El oro de McKenna” (1969), un western dirigido por J. Lee Thompson.

En la década de los 70, Sharif se divorció de Faten Hamama y se dedicó a otra de sus grandes pasiones: jugar al bridge, además incursionó en diversas producciones televisivas y en pocos títulos cinematográficos, la mayoría de escaso valor artístico.

Lo más destacado fue “El último valle” (1970), de James Clavell; “La semilla del tamarindo” (1974), de Blake Edwards; “El enigma se llama Juggernaut” (1974), de Richard Lester; “Funny lady” (1975), de Herbert Ross, y “La pantera rosa ataca de nuevo” (1976), de Blake Edwards.

En 1978 escribió su autobiografía, bajo el título de “The eternal male” y luego de vivir en Reino Unido, Francia y Estados Unidos, regresó a su ciudad natal, El Cairo.

En su haber cinematográfico destaca también “El guerrero número 13?, filme protagonizado por Antonio Banderas y dirigido por John McTiernan.

Además de sus interpretaciones cinematográficas, Sharif trabajó en el teatro en diversas ocasiones. La pieza de Terence Rattigan, “The sleeping prince”, lo llevó a escena en 1983 y en 1985 participó en “Huis clos”, de Sartre, junto a Jeanne Moreau.

En el siglo XXI ha intervenido en filmes como “Monsieur Ibrahim et les fleurs du Coran” (2003), del francés Francois Dupeyron, por el que ganó el premio César al Mejor Actor Protagonista, además de “Hidalgo”, junto a Viggo Mortensen, del realizador Joe Johnston.

En 2004 Sharif recibió la Lady Harimaguada de Honor en el V Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, por su trayectoria artística. Además actuó en “Una noche con el rey: La llamada del destino”, dirigida por Michael Sabjel.

A principios de 2006 Sharif formó parte de una nueva biografía sobre la diva Barbra Streisand, titulada “Barbra: The way she is”, de la autoría de Christopher Anderson, en la que se hace un repaso minucioso de los amantes que la estrella ha tenido.

En 2008 intervino en la película “10,000 B.C.”, del director Roland Emmerich (El día de la independencia), en la que el veterano actor dio voz a los relatos.

Un año más tarde participó en la película “El último templario”, dirigida por Paolo Barzman. Compartió créditos con Mira Sorvino, Scott Fley y Victor Garber.

La producción narra la historia de una arqueóloga de Nueva York que emprende un viaje en busca de artefactos vinculados a los caballeros medievales de la orden del Temple (Los Templarios).

Durante su travesía estará acompañada de “Monseñor de Angelis”, enviado del Vaticano, y entre los dos tratarán de averiguar la auténtica verdad sobre legado de la mítica orden religiosa.

Ese mismo año, la estrella egipcia presentó su última película “Al mosafer”, durante la 66 edición del Festival de Cine de Valencia.

Años después su hijo Tarek Sharif informó que su padre tenía Alzheimer y difícilmente podrían determinar la fase en la que se encontraba, señaló que era evidente que poco a poco avanzaría la enfermedad y con ella su desmejoría.

En una de sus últimas entrevistas que concedió, Sharif reconoció que tras seis décadas de trabajo en el campo cinematográfico se había convertido en un nómada, pues no tenía una residencia fija, ya que vivía en hoteles.





           



Comentarios
No hay comentarios en “Omar Sharif deja huella en el cine con su talento y mirada profunda”